En Estados Unidosle llaman la “Epidemia de opio americana” y ha llegado al punto en el que losadictos están colapsando en la vía pública. Estaciones de gas, baños derestaurantes, callejones e incluso en los probadores de tiendas. Las drogas quese mueven en el centro de Estados Unidos se han vuelto más baratas, potentes ypeligrosas. 

 Hace poco laUniversidad de Princeton publicó un trabajo de Alan Krueger que determinó queuna quinta parte de la población laboral de Estados Unidos consume opiáceos.Muchos creen que los derivados del opio sólo se encuentran en laheroína y morfina, pero eso no es cierto. Hay muchos que son fuertes, peligrosos, pero al mismo tiempo legales y que probablemente tienes sin saberlo en el botiquín del baño, porque son más comunes de lo que crees.

abuso

Pocos saben que muchos de los adictos que mueren con una aguja en el brazo mientras sufren una sobredosis de heroína, comenzaron su adicción combatiendo alguna dolencia con analgésicos y poco a poco perdieron el control de sus vidas.

Los opiáceos se encuentran en muchos analgésicos y prescripciones y son relativamente fáciles de conseguir, pero sus consecuencias en la salud (y no pensar en la vida personal y la de los seres queridos del adicto) son escalofriantes.  Algunos nombres, como codeína u oxicodona, quizá te resulten familiares.

Corto plazo

heroína

El consumo de opiáceos es efectivo para combatir el dolor debido al efecto cascada de dopamina que produce, por lo que al principio ayuda a sentir euforia, aliviar el dolor, sedar y nublar el juicio. Además, una inyección de heroína droga a una persona por 15 o 30 minutos, mientras que la morfina puede hacerlo por cuatro o seis horas.  

Sin embargo, al mismo tiempo los opiáceos pueden provocar irritabilidad, letargo, paranoia, entumecimiento del cuerpo, depresión respiratoria y muchas nauseas. Por último, el efecto de los opiáceos es tan fuerte que puede generar una fuerte adicción desde los primeros consumos.  

Largo plazo

drogas

Después de un tiempo de consumir opiáceos, sin importar la cantidad que se ingiera, las nauseas y el vómito se convierten en parte de la vida diaria del adicto. La distención abdominal y la hinchazón, la constipación, el daño al hígado (sobre todo cuando la droga se mezcla con otras sustancias) y otros daños físicos también son parte de esa dependencia que también crece con cada consumo.  

El daño cerebral causado por la depresión respiratoria es un gran problema pues la gente pierde muchas capacidades y sólo vive para conseguir más y más sustancias nocivas para su salud.  

mujer ambulancia

En Virginia Occidental, uno de los estados con más problemas de adicción a opiáceos en Estados Unidos, los paramédicos cuentan que es normal visitar en una noche más de cinco casas en las que alguien sufrió una sobredosis, que muchas veces son seres queridos o conocidos de secundaria o preparatoria, que a veces visitan una casa y tres horas después tienen que regresar porque ahora fue otra persona de la misma familia que se inyectó para olvidar lo que acababa de vivir. Incluso han contado que hay personas que después de ser salvadas, vuelven a hacerlo ese mismo día y mueren sin que ellos puedan hacer algo para salvarlos.  

El consumo de opiáceos es un problema que sigue creciendo, y mucha gente no mide las consecuencias de probar una de las drogas más fuertes que han existido en la historia, pero lo que casi nadie tiene en cuenta es que todo puede comenzar con un analgésico recetado o de venta libre que tienes en tu botiquín.