Nunca es tarde para aprender algo nuevo, y Anna Pesce lo sabe bien. Con 86 años, esta mujer que no hacía deporte comenzó a practicar yoga.
Pero lo mejor, es que en un año logró cambiar por completo su postura gracias al ejercicio, venciendo una cifosis grave que padecía hacía décadas.
Esta enfermedad consiste en una postura curvada (en su caso, se veía como una joroba), y puede deberse a distintas razones. Para Anna había sido una combinación de factores: escoleosis, osteoporosis y hernia de disco.
Anna no se había quedado de brazos cruzados, sino que había probado muchas terapias: desde las que ofrecía la medicina tradicional, hasta las alternativas. Pero nada funcionaba con ella. La fisioterapia, la osteopatía y la acupuntura la hicieron mejorar por momentos, pero luego el dolor regresaba.
Cuando Anna decidió comenzar a practicar yoga, muchos le preguntaban si no era demasiado mayor para eso. Pero la profesora Rachel Jesien no pensaba eso, y comenzó a darle clases una vez por semana. Ella se especializa en yoga para la recuperación.
En solo un mes, Anna volvió a poder caminar sin dificultad. En dos meses, sus dolores comenzaron a desaparecer.
Ahora, Anna tiene 87 años y practica yoga todos los días. Su espalda ya no está encorvada, y recuperó la movilidad de una forma que parece milagrosa.
Su recuperación nos da un mensaje muy esperanzador: nunca es tarde para comenzar algo que nos haga felices, y que incluso nos cambie la vida. Tampoco es tarde jamás para recuperar la salud.
Además, cada persona es diferente. Las terapias o tratamientos que hacen bien a algunos no son las mejores para todos, y solo experimentando y escuchando al propio cuerpo se puede encontrar el ejercicio adecuado o el tratamiento para una afección que padecems hace años.