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Los que tienen mascotas saben que ellas se vuelven parte de la familia. Pero parece que los perros no solo pueden ser nuestros mejores amigos en el día a día, sino también durante las noches, llegando a ser mejores compañeros de sueño que los gatos o incluso nuestras parejas.
En muchos hogares, las mascotas duermen plácidamente en la cama con sus dueños. Habrá quien esté de acuerdo con esto y quien no, pero la ciencia ha confirmado que sí tiene sus beneficios.
Un equipo de investigadores liderado por la doctora Christy Hoffman de la Universidad de Canisius, en Nueva York, realizó un estudio con 962 mujeres adultas para tratar de conocer la relación entre la calidad del sueño y tener una mascota en casa como compañero de sueño.
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Según el estudio, 55% de las mujeres comparten la cama con su perro, el 31% con un gato y, en adición, el 57% lo hace con su pareja. Otros resultados fueron los siguientes: aquellas mujeres que comparten la cama con sus perros, aseguraron tener sentimientos de confort y seguridad más a menudo que cuando lo hacen con su pareja.
Según Christy L. Hoffman, Haylee Stutzy y Tarrie Vasilopoulos, responsables de la investigación, esto se debe a que los dueños de los perros suelen sacarlos a pasear por lo menos una vez al día, por lo que se adaptan a una rutina para despertarse y salir a ver el mundo un rato. De esta manera, no los despiertan a deshoras y tienen gran sincronía nocturna.
El estudio determinó que los perros tienen patrones de sueño más similares a los de los humanos que los gatos.
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Hoffman asegura que las parejas suelen tener un período de adaptación de regímenes de sueño. Algunos se duermen temprano y otros, tarde. También hay quienes se mueven mucho por las noches. Todos estos factores hacen que las parejas puedan tener complicaciones conciliando el sueño.
Lamentablemente para los felinos, las encuestadas determinaron que los gatos ofrecen un sentimiento de seguridad inferior tanto al del compañero humano como al del perro, y su patrón de sueño puede irrumpir tanto como el de la pareja.
Así que la próxima vez que te sorprendas pensando que prefieres dormir con tu perro que tu pareja, no te preocupes: ¡la ciencia te respalda!
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