Desde el siglo XIX y hasta hace algunas décadas, caminar en una ciudad era un acto reflexivo y útil. Incluso llegó a pensarse como algo artístico. Caminar no solo es un acto que nos lleva del punto A al punto B. Gracias a nuestra imaginación y a lo que hemos construido sobre ella, es también en una forma de existir, de habitar el mundo.
“Puedes caminar por la calle sin pensar, dejando tu mente a la deriva, dejando que tus piernas, con su memoria interna, te lleven por todos lados, según el mapa de tus propios pensamientos. El pueblo físico, reemplazado por una ciudad imaginaria”, reflexiona el periodista y ensayista Greil Marcus.
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Caminar es pensar en nosotros como máquinas, como animales, en sentir nuestro cuerpo moverse con el mundo y sentir el movimiento del mundo a través de nosotros. Lamentablemente hoy hemos llegado a extremos en los que el 40% de los adultos no camina más de lo necesario para existir. Se mueve un poco en sus casas, camina al auto, sube el elevador hacia su oficina y se sienta en su cubículo para después regresar por el mismo camino y haber movido sus piernas menos de un kilómetro en ese día.
La ciencia nos lo ha dicho, caminar por lo menos 30 minutos al día puede tener excelentes beneficios para la salud, pero también para la mente. Estas son algunas cosas que puedes aprender al hacerlo.
Mejora tu estado de ánimo
A diferencia de correr, caminar no te cansa inmediatamente. En realidad, tu estado de ánimo mejora desde el primer día y pronto se vuelve incluso una necesidad. Hay algo especial en mover las piernas, recorrer distancias y regresar a tu hogar sin tener que pensar en algo más. Concretamente, caminar te permite liberar endorfinas que ayudan a que te sientas feliz y relajado. Por eso, muchas personas con depresión o ansiedad encuentran en el andar un escape de la tristeza crónica que los aqueja.
Descubres cosas nuevas
Caminar te permite ver lo que hay a tu alrededor, seguramente todo lo que hay cerca de tu casa te puede parecer familiar, pero cuando lo recorres caminando, sin pensar en llegar a un punto específico, las cosas que tal vez llevaban ahí años aparecen como si fueran nuevas.
Combates enfermedades
Caminar durante media hora, a un paso constante y sin parar, reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares hasta un 27%. Ayuda a controlar la presión alta, reduce el colesterol malo, reduce el riesgo de algunos tipos de cáncer y de sufrir diabetes tipo II.
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Cuida tu figura
Esto es un poco obvio y se puede decir que correr o ir al gimnasio es mejor, pero si caminas 30 minutos diarios aceleras tu metabolismo y digieres mucho mejor la comida. Además, la actividad tonifica tu musculatura, por lo que pronto comenzarás a notar que no solo tu cuerpo se siente mucho mejor que antes, sino que también se ve mejor.
La vida no es pasar dos horas al día en un auto atrapado en el tráfico, tampoco lo es ver las mismas calles y paredes a 80 kilómetros por hora sin sentir que vives el momento. Caminar te sitúa en el aquí y ahora, te obliga a sentirte consciente de tu cuerpo y lo que hay a tu alrededor.
¿Harías la prueba de caminar 30 minutos al día?
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