El 8 de enero se conocieron los planes de sacrificar hasta 10.000 camellos y caballos salvajes que estaban causando estragos en el sur de Australia, en medio de la sequía extrema y los incendios forestales que arrasan con la nación.
De acuerdo con diversas comunidades aborígenes, grupos grandes de camellos no nativos empezaron a rondar las calles, destruyendo estructuras y causando problemas, desesperados por la falta de agua.
"Están deambulando por las calles en busca de agua. Estamos preocupados por la seguridad de los niños pequeños", dijo Marita Baker, que vive en la comunidad de Kanypi, a BBC.
Se declaró un periodo de cinco días durante el cual francotiradores montados en helicópteros, enviados por el departamento australiano de agua y ambiente, sacrificarían manadas de camellos para preservar el agua y otros recursos.
Una vez cumplido el periodo, se informó que 5.000 camellos fueron sacrificados por las autoridades.
La noticia original causó considerable controversia por parte de activistas ambientales y animales, así como de usuarios de redes sociales. Richard King, el gerente general de APY, hizo declaraciones el martes al respecto.
"Apreciamos las preocupaciones de los activistas por los derechos de los animales, pero existe una importante desinformación sobre las realidades de la vida de los animales salvajes no nativos, en lo que es uno de lugares más áridos y remotos de la Tierra", dijo King en un comunicado.
"Como custodios de la tierra, tenemos que lidiar con una plaga introducida, de manera que proteja los valiosos suministros de agua para las comunidades y priorice la vida de todos, incluidos nuestros niños pequeños, los ancianos y la flora y fauna nativa".
King indicó que los camellos se estresan en extremo durante los periodos de sequía prolongada, algo que no sucede con las especies locales.
También indicó que camellos debilitados frecuentemente mueren sobre las fuentes de agua, contaminándola para los humanos, aves y demás animales.
No hay relación directa con los incendios
La crisis de incendios forestales acapara los titulares y puede parecer que las situaciones están relacionadas, pero no hay relación directa entre estos sacrificios y los incendios.
Si bien las condiciones cálidas y secas han provocado grandes incendios forestales en toda Australia en los últimos meses, la sequía del país ha durado años.
La matanza se llevó a cabo en el área de Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara (APY), una región escasamente poblada del sur de Australia que alberga a varios grupos indígenas.
De acuerdo con un comunicado publicado en Facebook por Richard King, los camellos estaban ejerciendo una presión extrema sobre las comunidades aborígenes y sus actividades ganaderas en su búsqueda por agua.
Otras declaraciones indican que los camellos han estado destruyendo vallas privadas y tratando de tomar el agua de los aires acondicionados.
El 2019 fue el año más seco y caliente que jamás se haya registrado en Australia.
Una plaga para Australia
Los camellos no son nativos de Australia: fueron traídos por colonos británicos de India, Afganistán y Oriente Medio en el siglo XIX como animales de carga.
Desde entonces, los descendientes de los camellos robados, escapados o liberados en Australia occidental una vez que el transporte con motor se volvió más común en la década de 1930, se han revertido a su estado salvaje.
Las estimaciones de su población varían, pero se cree que hay cientos de miles de ellos en las regiones centrales del país.
El departamento de Agricultura y Comida de Australia estima que hay unos 300.000 en total, la mayor concentración de camellos no domesticados del mundo.
El principal problema causado por los camellos es la destrucción de cercas (llegando a destruir grandes extensiones sin razón aparente), equipos agrícolas y asentamientos.
Pueden consumir o contaminar fuentes de agua, especialmente durante sequías, y actúan agresivamente contra el ganado, evitándoles hidratarse o comer.
Desde hace años existen programas de sacrificio masivo, con estimados de hasta 75.000 camellos sacrificados al año.
Fueron declarados como mamíferos pestes para la agricultura en 2007.
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