Que a las mujeres les digan "brujas" no debería ser una ofensa, sino un halago. Después de todo, así se llamó en la historia a las mujeres que se escapaban de los parámetros de lo que en cada época era considerado como normal. Se reunían con otras en secreto, se sanaban y disfrutaban de su cuerpo y de su sexualidad sin tantos tapujos.
En tiempos pasados, la sociedad las asoció con lo maligno, pues en ellas se escondía un enorme poder liberador que detectaron como una amenaza.
Hoy en día las mujeres despiertan cada vez más y con mayor fuerza. Por eso ese linaje del que forman parte, los conocimientos de sus ancestras, están resurgiendo en ellas. Hoy desean reunirse, sanarse, perder el miedo a decir o gozar de su sexualidad. Las mujeres están saliendo de esa cueva histórica adonde las fueron empujando para darse fuerza entre todas y hacer valer el lugar que se merecen.
Pero no todas las brujas son iguales y precisamente por eso es que todas son importantes, ya que cada una tiene su poder. Conoce cuál es el tuyo según tu signo.
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Aries: bruja de la tormenta
Tienes un clima interior intenso y eléctrico. Posees el poder de despertar a otros o incluso a una energía vibrante dentro de ti. Puedes expulsar a alguien de tu vida con fuerza, pero sobre todo tienes el valor y la iniciativa para motivar cualquier inicio de cambio, por más difícil que parezca.
Tauro: bruja animal
Desarrollas una energía tan terrena que estableces fácilmente empatía con los animales con los que te cruzas. Siempre tienes un guardián energético cuidando ese poder que hace sentir a todos a tu alrededor tan cómodos como en casa.
Géminis: bruja risueña
Tienes el poder de despertar el niño interior de cualquier persona que te rodee. Alegras e invitas a aventuras y travesuras. Te guías por la curiosidad y la intuición. No temes ni juzgas. Como el corazón genuinamente bueno de un niño, sabes ver el alma de los demás y valoras lo bueno que hay en su interior.
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Cáncer: bruja curandera
Tienes una energía protectora muy poderosa y sabes bien cómo ayudar a otro a sanar, ya sea física o mentalmente. No es casual si en tu casa tienes hierbas para infusiones, cremas con aceites naturales, piedras energéticas o inciensos listos para cualquier emergencia.
Leo: bruja de lo divino
Tienes el poder de conectarte con lo divino, ya sea una energía universal, una deidad u otros seres de luz que nos han antecedido. Tú no le temes a lo que no puedes ver y sabes reconocer la potencia de su energía acompañando cualquier cambio presente.
Virgo: bruja verde
Sabes como conectarte con la naturaleza, reconocer sus dones y todo lo que puede proveerte para sanarte a ti misma o a tus compañeras.
Libra: bruja negociadora
Tienes el poder del equilibrio. Puedes detectar cuando las cosas no están armonizadas y ayudar a que todo encuentre su punto mejor.
Escorpio: bruja oscura
Lo prohibido no te perturba, sino que te atrae. Por eso eres la bruja con mayor poder para lidiar con las energías negativas o pesadas que nos rodean u obstaculizan.
Sagitario: bruja convocante
Tienes el poder de armar reuniones y encuentros de un momento a otro. Convocas, alientas y enciendes en los grupos ese deseo de compartir tiempo con los demás.
Capricornio: bruja terrena
Eres de las personas que siempre tiene cerca de sí una piedra para equilibrar las energías. Tu poder es el de poner los pies sobre la tierra cuando es necesario. Organizas, estructuras y planeas, algo muy importante en cualquier grupo.
Acuario: bruja creadora
Tu poder es crear las ideas más originales, los planes más utópicos y las propuestas más alternativas. Luego el grupo necesita volverlas concretas, pero tú ayudas a que siempre se piense en grande y sin hacerle caso a ningún estereotipo o parámetro limitante.
Piscis: bruja emocional
Tu poder está en tu capacidad de conectarte con tus propios sentimientos, pero también con los de los demás. Eres empática, sensible y soñadora, y eso es importante en todo grupo, ya que si las cosas no se hacen con el corazón, posiblemente no tengan ni la pasión ni la permanencia que precisa cualquier lucha para convertirse en una conquista.
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