Experimentar un terremoto es algo indescriptible. Sin embargo, todos narramos la experiencia casi de la misma manera. El movimiento repentino de la tierra, la pérdida de equilibrio por la traición del piso sobre el que nos paramos, la ansiedad, pánico y repentina claridad acerca de lo que vale nuestra vida y lo que se encuentra en juego en ese momento. Estos sismos nos hacen vivir los peores minutos de nuestra vida, pero,¿y si pudieran durar meses o años?
Eso es justamente lo que ocurrió en Turquía, cuando por 50 días un terremoto azotó a esa nación. Sin embargo, nadie se percató de que la tierra que pisaban estaba en constante movimiento.¿Cómo puede ser?
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Terremotos eternos
Se les conoce como “terremotos lentos” e incluso hoy son un gran misterio que tiene al mundo de la ciencia en jaque. Estos movimientos lentos de la tierra pueden ser tan energéticos como los que ocurren en pocos minutos, pero su temporalidad hace que no sintamos el movimiento de manera agresiva. National Geographic los describió de la siguiente manera:
Si los grandes terremotos pueden compararse con explosiones de pólvora, los terremotos lentos serían como velas que van agotando el combustible lentamente.
El fenómeno de los terremotos lentos se descubrió hace aproximadamente 20 años. Hasta ese momento se creía que las fallas en las placas tectónicas podían suceder de dos maneras. En primer lugar, por las fallas de acople-desplazamiento que es cuando las placas se desacoplan repentinamente y crean un devastador terremoto. En segundo lugar, por el deslizamiento de las placas de forma pasiva, que sucede lentamente y no causa estragos.
Ahora sabemos que entre esos dos espectros están estos terremotos fantasmas que ocurren durante mucho tiempo. En los pocos años de estudio de este fenómeno se ha descubierto el movimiento tectónico más largo. Ocurrió en Alaska y su duración fue de nueve años con una magnitud total de 7.8.
El futuro de los terremotos
Estos estudios pueden ayudarnos a entender mejor a los sismos. Hasta ahora se cree que existe una relación entre los terremotos lentos y los repentinos, por lo menos en lugares de alto riesgo como Chile, México y Japón. Tal vez al continuar las investigaciones se pueda predecir cuándo existe riesgo de un terremoto convencional y de esa manera se pueden salvar miles de vidas.
La Tierra está viva, y aunque nosotros afectamos sus ciclos, ella decide cómo trabaja, por lo que los terremotos, lentos o convencionales, siempre estarán presentes. Lo único que podemos hacer es investigar al máximo cómo y por qué ocurren estos temblores para trabajar junto al planeta y construir un hogar seguro en armonía con la naturaleza.
¿Sabías que existían estos terremotos?
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