Por Tamara Brunswig (@astroilustra)*
El 22 de noviembre, el Sol entra en el signo de Sagitario, acompañado de Mercurio que vuelve a ponerse directo. La densidad de las aguas profundas de Escorpio va quedando atrás para dar lugar al fuego de la nueva vida, energía de celebración, expansión y abundancia.
Sagitario suele vincularse a los viajes, tanto hacia afuera, como hacia adentro. Viajes que tienen la particularidad de llevarnos hacia lo desconocido, a vivir experiencias nuevas que multiplican nuestros puntos de vista y nos llenan de aprendizajes.
Abrirnos en dirección de lo desconocido no suele ser tarea fácil para aquella parte nuestra que prioriza el sentimiento de seguridad. Por eso creo que es importante que nos preguntemos al respecto: ¿de qué nos defendemos cuando juzgamos al otro por pensar distinto? ¿a qué le tenemos miedo? Porque el juicio y la exclusión son mecanismos que utilizamos desde hace miles de años para defendernos del afuera y de lo desconocido que nos genera inseguridad y miedo.
En la pertenencia, en la tribu, entre iguales, nos sentimos seguros, y es esa sensación la que el ser humano busca recrear y resguardar. Es instintivo, es parte de nuestro instinto de supervivencia. Sin embargo, si nos quedamos solo con lo cómodo y conocido, nos quedamos sin crecer. Nos quedamos niños, aparentemente seguros, pero en realidad muertos de miedo de lo que hay más allá de las barreras que nos dan esa ficticia seguridad.
Para crecer es necesario aprender, y solo aprendemos en contacto con lo nuevo, con lo diferente a nosotros y lo que ya conocemos. Podemos seguir vinculándonos con los que son iguales a nosotros, que piensan igual que nosotros, y así seguir alimentándonos con más de lo mismo. O podemos tratar de “abrir la cabeza”, ampliar nuestros puntos de vista y animarnos a experimentar la expansión y el crecimiento que surgen del compartir con aquellos que no conocemos o juzgamos diferentes.
Sagitario nos trae las ganas de ir al encuentro, el entusiasmo de compartir y de expandir
nuestras fronteras personales. Aprovechemos este empujón para sentir qué cosas nos dan alegría. ¿Cuál es la sensación en mi pecho cuando estoy contento, se abre o se cierra? Y desde la sabiduría corporal, vayamos descubriendo qué actitudes nos invitan a cultivar más el entusiasmo y las risas. ¿Me río más cuando estoy solo o compartiendo con otros?
En la diversidad se encuentra la riqueza y la abundancia de la vida. ¿Qué pasa si vamos a
su encuentro?
* Tamara Brunswig es Lic. en Psicología, Astróloga (Casa XI), Terapeuta vibracional y Técnica en Análisis Bioenergético. Puedes seguirla en @astroilustra.