Después de una primera ola de COVID-19 relativamente controlada, India está ahora rompiendo récords mundiales de contagios diarios. Este miércoles (28.04.2021) contabilizó 362.567 nuevos casos, y el número de muertos superó los 200.000. Se cree que las cifras reales son aún mayores.
"Es como un infierno. El virus quema todo lo que toca", dijo a DW el doctor Shuchin Bajaj, fundador y director de los hospitales Ujala Cygnus, sobre la nueva ola.
Algunas variantes pueden impulsar más contagios
Varios factores juntos originaron este hecho sin precedentes. A pesar de ser uno de los mayores fabricantes de vacunas del mundo, India no tiene suficientes existencias para inocular a su propia población.
El Gobierno de India ha sido criticado por su lenta campaña de vacunación, ya que las variantes, que se creen más transmisibles, se extienden por todo el país. Además de las variantes que se vieron por primera vez en Brasil, Sudáfrica y el Reino Unido, el país cuenta también con una mutación propia.
"Parece que esta variante tiene el potencial de adherirse a las células humanas más fácilmente. Obviamente, eso causaría más personas contagiadas y más hospitalizaciones", explicó Tarik Jasarevic, portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Reuniones masivas en el país
Pero muchas personas en la India también habrían comenzado a relajar las medidas, especialmente porque el país mantuvo las cifras de infección a la baja durante varios meses.
"Lo que hemos visto en India es claramente el resultado de que muchas personas hayan bajado la guardia", señaló Udaya Regmi, director de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en el sur de Asia. "En un momento determinado, la primera oleada estuvo casi bajo control, y la gente lentamente dejó de cumplir medidas básicas y críticas para salvar vidas, como usar una máscarilla", añadió.
Esto no solo se debió a la fatiga pandémica, según el virólogo Vineeta Bal. Los líderes políticos y religiosos restaron importancia públicamente a la gravedad de la pandemia y convocaron reuniones masivas.
Los peregrinos estuvieron en multitud, reunidos unos muy cerca de los otros, en la celebración llamada Kumbh Mela, el evento religioso más grande del país. A pesar del aumento de los casos de coronavirus, el gobierno permitió que cientos de miles de devotos hindúes participaran en la festivaidad Kumbh Mela.
También se siguieron realizando mítines políticos durante las elecciones estatales, con el partido gobernante Partido Popular Indio (BJP) y grandes concentraciones de gente.
En uno de esos eventos, en el estado de Bengala Occidental, el primer ministro indio, Narendra Modi, agradeció a la multitud y dijo que "nunca antes había visto tanta gente en una manifestación".
"Todo eso dio un mensaje a la población de que no importa si mantienes la distancia o si usas una mascarilla", dijo Bal, quien trabaja en el Instituto Nacional de Inmunología.
Ayuda internacional para India
Las naciones extranjeras están ahora ayudando a India a lidiar con la crisis. Alemania, Francia, la UE, el Reino Unido, EE. UU., Arabia Saudita y Pakistán han prometido ayuda, y los aparatos de ventilación mecánica y suministro de oxígeno habrían comenzado a llegar el martes.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometió a enviar vacunas de AstraZeneca a India. El Gobierno indio dijo que su campaña de vacunación con todos los adultos comenzará el 1 de mayo.
Mientras tanto, sobre el terreno, los centros comunitarios y las organizaciones humanitarias están trabajando para proporcionar máscaras y frenar la información errónea.
Según Regmi, no está claro cuánto tiempo llevará atender a los enfermos de India y aplanar la curva de COVID-19 en el futuro. Pero hasta entonces, quiere alentar a las personas a prevenir la propagación de la enfermedad. "Nadie estará seguro hasta que todos estén en seguridad", concluyó.