Desde el momento en que dos personas se encuentran y deciden estar juntas, algunas cosas cambian en sus vidas. Un poco es por el deseo de pasar tiempo con la otra persona. Pero también es porque pueden aparecer en la mente y en el corazón torbellinos de emociones que sacuden la rutina.
Pero todo en la vida tiene etapas y evoluciona, incluso en el amor. Aunque es de esperar que al conocerse dos personas elijan pasar más tiempo juntas, a medida que avanza la relación las cosas vuelven de a poco a su eje. La etapa del enamoramiento, que mal identificamos con todo el amor, da paso a otras formas distintas, donde la pasión comienza a estabilizarse y el deseo de tener espacios personales se hace notar.
Si esta etapa no se atraviesa puede que alguno de los dos empiece a sentir que está perdiéndose a sí mismo en la pareja, y eso no es sano para la relación.
Aquí te contaremos algunas señales para que aprendas a reconocer esto y puedas actuar a tiempo para mantener tu ser individual y, a la vez, compartir con tu pareja. La clave es encontrar el equilibrio.
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Has abandonado tus objetivos personales
Dedicarle tiempo y energía a la pareja es importante, pero dejar de lado tus propios intereses no. Esas cosas que te apasionan son las que te hacen ser quien eres. No descuides tu crecimiento y desarrollo personal. Estar con alguien debe motivarte, impulsarte y hacerte crecer, no estancarte.
Estás reduciendo tu vida social
Esta es, quizás, la forma más fácil de reconocer que hay algo que necesita volver a equilibrarse. Es normal que en el primer tiempo quieras estar más con tu pareja, ya que se están conociendo y disfrutando. Pero si esto se mantiene en el tiempo, comenzará a pesar. Es importante que cuides tus vínculos más allá de tu pareja porque te hacen ser quien eres y es uno de tus espacios individuales para ti.
Piensas más en el otro que en ti
Estar pensando todo el tiempo en cómo hacer feliz o complacer al otro es una señal de que hay un desequilibrio. Es un lindo gesto mimar a la pareja, pero si lo mantienes en el tiempo como regla n°1 corres el riesgo de olvidar tus propias necesidades y eso no debería pasar. Tú debes, sobre todo, cuidarte y respetarte primero a ti mismo. Una relación sana sabrá ver esto como algo tan positivo como seductor.
Necesitas tiempo a solas
Si una relación está desequilibrada, puede que sientas muy profundamente la necesidad de estar solo, como si estuvieras asfixiado y necesitaras respirar. El espacio personal en una pareja es vital. Cada uno necesita estar solo, tener sus momentos de introspección, de disfrute consigo mismo. Una pareja sana debería poder respetar esos espacios.
Has cambiado y no te gusta
Claro que cuando estamos mucho tiempo con otras personas hay algunas cosas que empezamos a adoptar casi inconscientemente. Maneras de hablar, de movernos, de reaccionar... Pero nadie debería pretender que su pareja sea su gemelo, es decir, que actúe, piense y sienta como uno.
Si crees que has cambiado y eso no te gusta o no es algo que sientas que te está haciendo crecer, vuelve a tu centro, conéctate contigo mismo y con tu esencia. Quien te ame te amará tal y como eres, y tú no deberías perder eso.
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