Al convertirse en la mujer del Príncipe de Gales (Carlos III del Reino Unido), durante años fue acosada por la prensa y su apariencia era atacada constantemente. Pero ella atravesó esos inconvenientes y poco a poco fue consolidando su posición en la familia real, adaptándose a los protocolos y exigencias de la realeza británica.
Durante cuatro décadas lució su icónica melena shagg, el cabello sobre los hombros con un flequillo cortina semiabierto. Pero desde este mes de octubre, en su primera aparición pública como reina consorte, la esposa de Carlos III lució un corte recto que añadía textura y volumen a su ya icónica melena rubia.
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El acertado cambio de imagen
“Siempre ha llevado un cabello muy clásico y conservador, pero a la vez ha logrado que sea atemporal, lo que resulta muy práctico para una mujer con una agenda muy densa. Con su último retoque bob se ha quitado años y se ha potenciado su actitud divertida, porque este corte tiene dos capacidades muy buenas: rejuvenece y queda bien a todo el mundo. Es decir potencia lo mejor del rostro y es fácil de mantener”, manifestó Paz Torralba, especialista de belleza al frente de The Beauty Concept, respecto al nuevo look de Camilla.
“El caso de Camilla de Cornualles es un fiel reflejo de que la belleza es una cuestión de actitud. Ha sabido hacer de su forma de ver la vida, positiva y relajada, su atractivo más relevante. Es una mujer distinguida, pero muy calmada en el trato y creo que eso la convierte en alguien que no pasa desapercibida, aunque tampoco desea llamar la atención”, expresó Torralba.
En sus apariciones públicas Camilla luce un cabello sedoso y sin encrespamiento a pesar de la humedad de Inglaterra, al que acompaña con una piel cuidada.
En 2001 dejó el tabaco, los diez cigarros que fumaba cada día, gracias al gurú de la salud Mosaraf Ali, pero el hábito había dejado marcas en el rostro de Camilla. Aunque si en la etapa de juventud su tez se mostraba seca y curtida, tras dejar de fumar se centró en una rutina de cuidado de la piel y el rostro comenzó a adquirir un brillo saludable.
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Camilla siempre confesó que no quería pasar por cirugías estéticas. En 2010 confesó que había probado el tratamiento facial con veneno de abeja, promovido por la gurú del cuidado de la piel Deborah Mitchell, quien en una entrevista con el Daily Mail, explicó que este tratamiento, que consiste en poner sobre la piel el veneno que se extrae de los insectos, "funciona para controlar los músculos faciales y los tensa, reafirma y levanta, además de hidratar la piel. El veneno de abeja también es bueno para proporcionar un efecto antienvejecimiento instantáneo y deja el rostro con un aspecto naturalmente más joven. La duquesa de Cornualles solo usa productos orgánicos de calidad".
Fuente: MSN.