Una cenita ligera, a base de plantas no solo puede ser ideal para no sentirte pesado para el baile o lo que siga en la celebración de San Valentín. No comer carne en este día será un gran detalle de amor y amistad por el planeta.
¿Alguna vez habías relacionado comerte unos taquitos, una hamburguesa o un corte de carne con temas como la deforestación, la falta o contaminación del agua? ¿Y con el cambio climático? Pero sí, producir carne tiene un fuerte impacto sobre el ambiente.
En México, el consumo anual de carne asciende a unos 64 kilos por persona y es un consumo 4 veces mayor a lo que podríamos considerar un consumo sustentable. El problema radica en que para producir toda la carne que comemos la industria ganadera requiere demasiados bienes naturales.
Te compartimos 5 impactos negativos de la producción industrial de carne, y el por qué bajarle un poquito a su consumo puede hacer una gran diferencia.
1. La deforestación para el pastoreo destruye hábitats naturales
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), estima que en el mundo hay más de 28 mil millones de cabezas de ganado. El terreno que se requiere para que todos estos animales pasten equivale a 1,5 veces el tamaño de México.
Al convertir los hábitats naturales –bosques y selvas– en tierras destinadas al pastoreo, se mata o condena a la extinción a las especies que viven en esos territorios. La revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences responsabilizó a la deforestación de la pérdida de población de mamíferos hasta en 70%.
2. Genera más gases de efecto invernadero que todos los transportes juntos
Para llevar un corte de carne a tu mesa, el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero que el que se emite con todas las formas de transporte. La ganadería es la responsable de la emisión del 14% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se producen en el mundo.
Cuando se corta un árbol, este no solo deja de absorber dióxido de carbono, sino que también lo libera grandes cantidades. Por ello, la deforestación causa una cuarta parte de todas las emisiones de carbono producidas por el ser humano, según la FAO.
3. Genera desigualdad
El tercer problema con la carne es que su producción en masa enriquece a las industrias y empobrece a la población, principalmente la campesina. Las y los campesinos son los principales proveedores de alimentos para más del 70% de la población del mundo, y producen esta comida con menos del 25% de los recursos (agua, suelo, combustibles) que lo hacen las grandes empresas agropecuarias.
En contraste, las empresas ganaderas utilizan más del 75% de los recursos agropecuarios del mundo (terreno, animales, plantas y agua), pero sólo provee los alimentos a menos del 30% de la población mundial.
4. Acaba con el agua
Para producir un kilogramo de carne se requieren entre cinco mil y 20 mil litros de agua, según el Instituto de Ingenieros Mecánicos.
5. Daña nuestra salud
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a la carne procesada como “carcinógena para los humanos”, y a la carne roja como “probablemente carcinógena para los humanos”. Además, su consumo excesivo, en combinación con otros factores como la falta de ejercicio físico, contribuye a deteriorar nuestra salud, generando sobrepeso, obesidad y enfermedades cardiovasculares.
Además, el aumento a nivel mundial del consumo de carne, grasas y azúcar refinado ha contribuido a que tanto en países de rentas bajas, como medias o altas sean más prevalentes la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes tipo II, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Por otra parte, el uso masivo de antibióticos en la ganadería industrial contribuye significativamente al desarrollo de resistencias a estos medicamentos. Según la OMS, la resistencia a antibióticos podría provocar más muertes que el cáncer en 2050.
Por suerte, lo más importante en una alimentación saludable y sostenible ¡no es la carne!
¿La recompensa? Reducir 50% el consumo y producción de carne y lácteos supondría una reducción del 64% de la emisión de gases de efecto invernadero en 2050 del sector agrícola; disminuir entre 20 y 40% el riesgo de extinción estimado para 2060 para aves y mamíferos de mediano y gran tamaño; destinar muchísimas más tierras a producir alimentos para las personas; reducir la huella hídrica del sector agrícola y mejorar la calidad de las aguas; y evitar al año en 2050 unos 5 millones de muertes.
Así que imagina todo el bien que le haces al planeta con una decisión tan sencilla como bajarle a tu consumo de carne.
¡Eso sí que es una decisión llena de amor!
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