Después de perder su hogar en el incendio de 2021 en Superior, Colorado, Melanie Glover decidió reconstruir su casa utilizando bloques de tierra comprimida, un material tradicionalmente ignorado en EE.UU. pero con un enorme potencial frente al cambio climático. Inspirada en las macetas de su jardín, que resistieron el fuego intactas, Glover apostó por esta técnica ancestral que ahora está resurgiendo en áreas propensas a incendios.

Un material natural y resistente al fuego

La construcción con tierra tiene una larga historia en el suroeste de EE.UU. y en culturas de todo el mundo, desde las casas de adobe de Nuevo México hasta viviendas tradicionales en Yemen y China. Aunque las estructuras de adobe han sido vistas durante años como alternativas rudimentarias, hoy están ganando terreno como respuesta a fenómenos climáticos extremos. Estudios recientes muestran que los bloques de tierra comprimida, fabricados con piedra caliza y agua, no solo resisten el fuego sino que se fortalecen tras ser expuestos al calor. Un experimento liderado por el Centro de Investigación de Adaptación Climática de la Universidad de California reveló que los bloques sometidos a temperaturas de hasta 1900°C se endurecieron, mostrando mayor resistencia.

Lisa Morey, fundadora de Colorado Earth, explica que los bloques que producen en su empresa se comprimen mediante prensas hidráulicas sin necesidad de cocción, lo que reduce la huella de carbono en comparación con los ladrillos tradicionales. Estos bloques son prácticamente ignífugos, resisten al moho y no atraen insectos. “Es un material estructural, local y listo para usar una vez seco”, comenta Morey.

La batalla por la construcción sostenible

Sin embargo, el camino hacia la adopción de esta tecnología no ha sido sencillo. “Después del incendio, varios de mis vecinos consideraron construir con tierra, pero desistieron por los desafíos del proyecto”, dice Glover, quien actuó como su propia contratista para mantener los costos bajo control. Con un promedio de 280 dólares por pie cuadrado, el precio de construcción es más alto que el de una casa convencional, pero los ahorros a largo plazo en servicios energéticos compensan la inversión inicial.

Ryan Timmermans, fundador de Veterans Off-Grid, destaca que la falta de normas regulatorias claras y el desconocimiento de las aseguradoras han frenado la expansión de estas viviendas en EE.UU. “A pesar de que las casas de tierra son más resistentes, todavía nos enfrentamos a un sistema que favorece materiales más contaminantes”, añade.

Crédito: Nick Aspinwall

Construcciones preparadas para el futuro

Las viviendas construidas con tierra no solo son resistentes al fuego, sino que también incorporan diseños estratégicos para maximizar la eficiencia. Por ejemplo, la nueva casa de Glover en Colorado tiene ventanas de alta eficiencia que ralentizan la propagación del fuego, además de un sistema de ventilación centralizado que se puede cerrar rápidamente en caso de emergencia.

"Estas casas están pensadas para que el fuego pase sin encontrar nada que lo alimente", explica Morey. Durante una visita a Longmont, un suburbio de Denver, Morey mostró un proyecto en el que se reconstruía un complejo agrícola destruido por incendios. Melanie MacKinnon, una de las propietarias, destaca que el uso de bloques de tierra reduce la necesidad de aire acondicionado durante el verano, una característica que recuerda de su infancia en Santa Fe, donde las casas de adobe eran la norma.

Menos emisiones y más sostenibilidad

Además de su resistencia al fuego, las construcciones de tierra ofrecen ventajas ambientales significativas. Un estudio concluyó que las casas de tierra generan un 58% menos de emisiones en comparación con estructuras de madera, lo que refuerza su valor en un contexto de crisis climática. Las estructuras de tierra también absorben y liberan humedad de manera natural, lo que ayuda a mantener una temperatura estable en el interior.

Barbato, investigador de la Universidad de California, asegura que el próximo paso es lograr normativas claras para facilitar la construcción con tierra a gran escala. Con los códigos adecuados, asegura, el costo podría equipararse al de una casa de madera.

Un hogar que da tranquilidad

Para Glover, la construcción de su casa con bloques de tierra no solo fue un proyecto arquitectónico, sino también un proceso de sanación tras el trauma del incendio. Aunque admite que ningún hogar es completamente infalible, dice que ahora se siente más segura: “No puedo vivir en una casa sin ventanas ni techo, pero he hecho lo mejor que he podido”.

Mientras reflexiona sobre el futuro, una tormenta de viento sopla afuera, pero dentro de su casa apenas se escucha ruido. “En una casa convencional, esto sería mucho más intenso”, comenta Glover.

La experiencia de Glover, y de otros que han optado por esta forma de construcción, es un recordatorio de que mirar al pasado puede ser la clave para afrontar los desafíos del futuro. Con cada bloque de tierra, no solo se levanta una vivienda más resistente, sino que también se abre camino hacia un modelo más sostenible y resiliente ante los efectos del cambio climático.

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