¿Quién no le ha pedido alguna vez a otra persona que le rasque la espalda si no llegaba a hacerlo? Incluso hay quienes le piden a sus parejas que les rasquen la cabeza como si se tratara de una caricia. Es que rascarse podría no estar solo motivado por la necesidad física puntual de detener la picazón, también podría darnos placer.
Así lo señala una investigación presentada por la Universidad Católica de Chile en el marco de la 37° Reunión Anual de Dermatólogos Latinoamericanos (RADLA) que se realizó en Buenos Aires, Argentina.
El estudio multidisciplinario, presentado por el doctor Mauricio Sandoval, resaltó que en pacientes con picazón crónica, rascarse puede desencadenar el mismo nivel de placer de las personas que sufren adicciones.
[También te puede interesar: Qué significa cuando repentinamente tienes comezón en la oreja, en la mano o en el pie]
La investigación se realizó en pacientes que padecen una inflamación de la piel causada por estrés que se conoce como liquen crónico simple y produce picazón en distintas partes del cuerpo, como la cabeza, las piernas o el cuello. Esta condición afecta a una de cada 10 personas, especialmente de entre 30 y 50 años, que trabajan con altos niveles de exigencia.
“Son pacientes que llevan años rascándose y por eso nos preguntamos por qué no pueden parar y por qué nadie logra sanarlos”, señala al respecto Sandoval.
La picazón, en estos casos, se vuelve cada vez más intensa, y es muy difícil cortar ese ciclo. El paciente siente comezón y se rasca para calmarlo, pero eso agrava la situación, pues como esa zona de la piel se encuentra sobreexcitada, le envía al cerebro constantemente señales de que hay picazón.
[También te puede interesar: Cómo tratar el sarpullido en el cuerpo de forma natural]
Los especialistas que participaron del estudio descubrieron que en el cerebro, el rascarse producía una sobreactivación similar a la que ocurre con el circuito de recompensa de las personas con adicciones.
Además, señalaron que estos pacientes “No se dan cuenta que están angustiados o ansiosos, y esto puede gatillar sensaciones de picazón en la piel, llevando al rasquido”.
Por eso, señalan a la terapia psicológica como una posible via de tratamiento.
Fuentes: