Vivimos en una época en donde lo que es verdad y lo que no se vuelve casi imposible de distinguir con claridad. La información que circula a nuestro alrededor es tal que muchas veces damos por ciertas algunas cosas que oímos, solo por el hecho de que se han difundido ampliamente.
Este contexto histórico y cultural en que lo que objetivamente sucede no es tan relevante como la creencia de que sucedió y las emociones que produce se llama "postverdad".
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De esta manera, la postverdad define que el límite entre la verdad y la mentira se ha vuelto difuso. Por eso, los hechos o informaciones que nos llegan pueden o no haber acontecido, pero aún así ser aceptados porque "podrían haber ocurrido", porque se adaptan a lo que consideramos posible.
En esto además incide que lo que se afirme tenga el carácter de verosimilitud, es decir, que parezca cierto, lo sea o no.
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Pero no todo es negativo: hay algunos intelectuales que señalan que la postverdad también implica la posibilidad de generar algo nuevo. Por ejemplo, de instalar la normalidad de ciertas prácticas o de instalar en agenda temas que conciernen a los derechos humanos.
¿Te ha pasado a ti también encontrarte con noticias que no sabes con certeza si son ciertas pero podrían serlo?
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