Hay historias que parecen realmente increíbles, que nos resultan tan descabelladas que incluso dudamos de que sean ciertas. Pero, ¡estamos rodeados de ellas! La que conocerás aquí es una de esas historias sorprendentes.
Una mujer de 42 años sentía desde hace 6 meses su párpado inflamado y lo veía levemente caído. Las molestias se volvieron muy intensas y decidió ir a examinarse a un hospital en Dundee, Escocia.
Los médicos le realizaron una resonancia magnética a modo de chequeo y descubrieron que tenía un quiste de 6 milímetros en el párpado superior. Le recomendaron que la solución más efectiva sería la cirugía para poder quitarlo.
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Lo asombroso sucedió dentro del quirófano.
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En la operación, los médicos cortaron el quiste y descubrieron en su interior un lente de contacto incrustado. La buena noticia es que ningún tejido de alrededor estaba dañado.
Luego de la anestesia, los médicos contaron lo sucedido a la mujer, pero ella se mostró confundida: no usaba lentes de contacto desde hace décadas.
Cómo había llegado entonces el lente hasta allí parecía ser un misterio. Hasta que su madre recordó que, en una oportunidad, cuando la mujer tenía 14 años, se golpeó teniendo sus lentes de contacto colocados, y nunca lo volvieron a encontrar.
Por el golpe, nadie notó en la hinchazón del párpado nada extraño. ¡Hasta 28 años después!
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