Brad Smith, presidente de Microsoft, ha anunciado un plan para eliminar de la atmósfera más dióxido de carbono del que emite para 2030. De cumplirlo, logrará convertirse en una de las primeras grandes empresas en ser “carbono negativa”.
¿Su objetivo? Contribuir con los esfuerzos globales de lucha contra el cambio climático. “Vamos a empezar a implementarlo a partir de julio de 2021”, afirmó Smith en una entrevista con la agencia de noticias EFE.
“Es un proceso del que queremos hablar con nuestros proveedores antes de implementarlo y que deban cumplirlo”, agregó el presidente de la compañía de Redmond, en el estado de Washington, Estados Unidos.
Hacia la descarbonización
Al fijar sus objetivos para 2030, Microsoft diferenció sus emisiones de CO2 en tres categorías: las que genera directamente su actividad; las originadas por la producción de energía que usa para su actividad; y, la tercera -y la mayor-, las acciones vinculadas de forma indirecta con su actividad.
“Estas últimas pueden dividirse en dos subcategorías: la primera, es la de emisiones generadas por nuestros proveedores. La segunda, las emisiones generadas cuando los productos salen de nuestras instalaciones”, explicó Smith.
Entre algunos ejemplos para la primer subcategoría, mencionó desde la energía de combustibles fósiles necesaria para fabricar un dispositivo de hardware o una videoconsola, hasta la emisión de gases de la obtención del cemento y el acero para construir esos centros los centros de datos de la empresa.
En cuanto a la segunda, esta se centra en la electricidad que la gente consume cuando usa los productos. “Por eso, queremos crear incentivos para que nuestros equipos de hardware creen productos cada vez más eficientes a nivel eléctrico y que usen menos energía”, sostuvo Smith.
¿De qué forma trabajarán en la descarbonización?
“Lo primero que queremos desarrollar es una forma estandarizada de medir las emisiones de los proveedores; la segunda es que queremos que los proveedores se fijen objetivos para la reducción de emisiones, como hemos hecho nosotros; y, finalmente, crearemos incentivos económicos para animarles a cumplir con esos objetivos”, afirmó el presidente.
El plan de Microsoft para ser “carbono negativa” pasa, fundamentalmente, por una reducción de los gases de efecto invernadero actualmente emitidos y por un incremento de la inversión en bonos de carbono.
Los bonos de carbono son un sistema internacional establecido en el Protocolo de Kyoto (1992) que permite a compañías, Estados y otros entes invertir en proyectos que evitan la emisión de nuevos gases a la atmósfera o promueven la eliminación de dióxido de carbono, para así compensar por sus actividades contaminantes.
Estos proyectos van desde la generación de energía renovable, hasta tareas de reforestación y de conservación, así como de limpieza de bosques, ríos y lagos e incluso el uso de tecnologías que directamente extraen dióxido de carbono de la atmósfera.
“Estimamos que si a partir de 2030, cada año logramos un 5 % de 'carbono negativo' -es decir, retiramos de la atmósfera un 5 % más de carbono del que emitimos- , en 20 años habremos logrado retirar una cantidad equivalente a todo lo generado desde nuestra creación”, concluyó Smith.
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