Ya sabemos que la filosofía china es una de las más antiguas que ha sobrevivido hasta nuestros días. No sólo eso: hoy sigue vigente, y gracias a Internet, es conocida en gran parte del mundo.

Lo bueno es que después de tantos años pasándose de generación en generación, han ido quedando aquellas enseñanzas que son verdaderamente profundas y que llegan al alma. En nuestros días, recordar estos conceptos es fundamental para entender quiénes somos y en qué mundo vivimos.

Estas son tres de esas lecciones, y conocerlas verdaderamente te hará ver la vida de otro modo.

1. Cuida tu cuerpo y cuidarás tu mente

La estricta relación entre el cuerpo y la mente es una premisa que no solo proviene de la filosofía china, sino de prácticamente todas las culturas clásicas. La ciencia, en los últimos años, parece haberlo confirmado: nuestra salud física y mental van de la mano.

Por eso, la primera lección de la filosofía china es que cuides tu cuerpo como una verdadera joya, porque de ello depende tu salud en todos sus aspectos.

2. Las decisiones tomadas con el corazón pueden ser las más sabias

La racionalidad de nuestros días nos ha llevado a no hacer nada sin pensarlo cien veces. De hecho, quien no actúa así es considerado una personas impulsiva, incapaz de reflexionar.

Sin embargo, la filosofía china viene a decirnos algo muy diferente. Aunque sus sabios han sido siempre personas sumamente reflexivas, aseguran que las mejores decisiones son las que se toman con el corazón.

¿Por qué? Porque muchas veces nuestra intuición sabe perfectamente el camino. La reflexión solo tiene que tener un objetivo: ayudarnos a escuchar nuestra voz interior.

3. Para lograr grandes metas tienes que dar pequeños pasos

Muchas veces solemos olvidar que la única manera de llegar a una meta es de a un paso a la vez. A veces deseamos tener todo ya, lograr ese gran objetivo, llegar a la cima de nuestra carrera, pero olvidamos que el proceso también es importante.

La filosofía china nos invita a hacer dos cosas: desmenuzar nuestros grandes objetivos en pequeños pasos, y aprender a disfrutar el proceso.

Muchas veces, es más conmovedor el camino que el resultado. El problema es que no lo recordamos a menudo. Pero con paciencia y tranquilidad, todo es posible.

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¿Te has visto aplicando algunas de estas lecciones de la filosofía china? ¡Cuéntanos!

Fuente:

El vaso medio lleno