La ansiedad es una emoción que surge a partir de nuestro contacto con el mundo, pero también es un concepto que define un estado psíquico y puede ser comprendido o utilizado tanto por una ciencia –como la psicología– como por nosotros, en nuestra vida cotidiana.

Además, es una idea que, hoy en día, nos hace vivir inmersos en una modernidad líquida, donde el aquí y el ahora se confunde con la sed de inmediatez.


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La filosofía oriental ante la idea de ansiedad

Alan Watts, uno de los grandes traductores de la filosofía oriental para Occidente, cree que la gran virtud del tao y del zen reside en la manera en que estas prácticas lidian con la relación mente-cuerpo.

El problema, según Watts, es que la vida contemporánea nos hace escindir mente y cuerpo, y tenemos la tendencia de retirarnos a nuestras mentes como si se tratara de escondites. Y ahí es donde acecha la ansiedad como idea negativa, y desde donde percibimos la realidad con miedo por "lo que pueda pasar".

Vivir en el aquí y ahora

Pero también es importante que no sólo conozcamos la realidad, sino también las ideas sobre ella. No podemos escindir a nuestra mente de lo que la realidad le produce. Sin embargo, debemos evitar que dichas ideas nos predispongan. Ahí reside la importancia, tanto para el tao como para el zen, de vivir en el aquí y ahora.

Watts afirma:

Este es el verdadero secreto de la vida: estar completamente comprometido con lo que estás haciendo en el aquí y el ahora.

Es así que el tao nos enseña a andar el camino –tao significa "camino"–. Nos muestra que lo importante es comprender conceptos como el de la ansiedad para poder resignificarlos, transformarlos y, en ocasiones, borrarlos conscientemente de la mente a través de la meditación.

Pero puede que la ansiedad siga ahí. Por eso es importante que, como nos enseña la filosofía zen, aprendamos a lidiar con los pensamientos obsesivos. La idea de ansiedad estará ahí, pero podemos atajarla mediante la autoexploración, intentando comprender qué hace ahí.


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De lo que se trata, tanto en el zen como en el tao, es de vivir con espontaneidad, pero sin escindir cuerpo y mente. Como enseña el maestro Taisen Deshimaru, "lo espiritual es material y lo material se vuelve espiritual. El espíritu existe en cada una de nuestras células y, finalmente, el espíritu es el cuerpo, el cuerpo es el espíritu. Está también la actividad, la energía, que no son dualistas".

Ni la realidad, ni nosotros, ni las ideas, son construcciones fijas y monolíticas. Siempre tenemos la oportunidad de transformarlas mediante nuestra mente y nuestro cuerpo.

La enseñanza zen permite ver y mantener una relación diferente con lo que nos perturba o nos hace sufrir habitualmente. No es necesario luchar siempre en contra, se trata más bien de volverse íntimo y encontrar la causa profunda.

La angustia o la ansiedad no tienen por qué ser siempre percibidas como un fenómeno negativo, al igual que la fiebre no es forzosamente un fenómeno negativo en una afección.


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Fuentes:

Ecoosfera

Zen Deshimaru