La historia de la segunda guerra mundial narra uno de los acontecimientos más oscuros y horribles de la humanidad. De esta época no escapó la escritora holandesa Corrie ten Boom quien refugió cerca de 800 judíos en un cuarto secreto de su casa.
Europa fue uno de los continentes más afectados por la Segunda Guerra Mundial ya que fue escenario de la presencia de los nazis. Para sus habitantes, la guerra parecía ser eterna y si alguien hacia algo que no le gustaba al régimen alemán, le terminaría costando la vida.
Una historia de supervivencia y ejemplo de amor al prójimo es protagonizada por Corrie Ten Boom, una escritora holandesa que vivió esos momentos más oscuros de la historia. De acuerdo al sitio Life:Beautiful, ella era una mujer de 50 años cuando la Segunda Guerra Mundial comenzó. Soltera, y vivía cerca de Harleem (Países Bajos) con su familia de origen cristiana. Su casa quedaba sobre un taller de relojería del que eran propietarios.
[También te puede interesar: Accidente de Chernobyl: ¿cuáles fueron las causas que desencadenaron este desastre nuclear?]
Todo comenzó una noche de 1942
En esta noche oscura una mujer tocó la puerta del taller pidiendo refugio porque su marido había sido arrestado. A su petición, el padre de Corrie respondió: “en esta casa, el pueblo de Dios siempre es bienvenido”. Este fue el primer episodio de algo nuevo para ellos, ya que desde entonces la familia ocultó judíos clandestinamente para salvarlos de la amenaza de ser arrestados
[También te puede interesar: Este país decidió que sus años durarían 13 meses: todos los detalles sobre su curioso calendario]
Durante los primeros años del conflicto Corrie, pudo rescatar a muchos judíos de una muerte segura a manos de las SS nazis. En 1940 los nazis invadieron Holanda y prohibieron su club. Para 1942 su familia se volvió muy activa ocultando refugiados, debido a esto los nazis arrestaron a toda su familia en 1944; fueron enviados primero a prisiones neerlandesas (donde evangelizó a varios soldados de múltiples rangos nazis). Y finalmente al conocido campo de concentración Ravensbrück en Alemania.
Fue liberada al final de la guerra, tan solo unos pocos días después de la muerte de su hermana Betsie. Volvió a Holanda para fundar centros de rehabilitación.
Su regreso a Alemania en 1946 fue el comienzo de muchos años de predicación ambulante en más de sesenta países, tiempo durante el que escribió muchos libros.
Su predicación se centró en el Evangelio Cristiano, poniendo especial énfasis en el perdón. En su libro Tramp for the Lord (1974), cuenta cómo, después de haber estado predicando en Alemania en 1947, se le acercó uno de los guardias más crueles del campo de Ravensbrück. Naturalmente, era reacia a perdonarle, pero se dijo a sí misma que sería capaz de hacerlo. Escribió que fue capaz después de perdonar, y que «durante un momento largo nos estrechamos las manos, el antiguo guardia y la antigua prisionera. Nunca había sentido tan intensamente el amor de Dios como lo sentí entonces».
También escribió (en el mismo pasaje) que en su experiencia en la posguerra con otras víctimas de la brutalidad nazi, aquellos que fueron capaces de perdonar son los que mejor pudieron reconstruir sus vidas.