El término ikigai, o "razón de ser" en japonés, se refiere a nuestro propósito de vida. Se trata, ni más ni menos, de aquello que te motiva a levantarte cada día; eso que amas hacer y cuyo resultado repercute de manera positiva en los demás. Esta palabra se origina en la isla de Okinawa, cuya población es la más longeva del mundo. ¡Quizás no sea una coincidencia!

Si bien no se trata de encontrar un único propósito, el ikigai nos permite descubrir qué es aquello que nos brinda felicidad. Este método se trata de enfocarnos en algo que, además de hacernos bien a nosotros, también ayuda a los demás. El mismo propone una pregunta clave: "¿cuáles son esos talentos que nos hacen felices al ejercerlos y, como consecuencia, pueden servir al mundo?".

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Según esta filosofía, el equilibrio entre la pasión, la vocación, la profesión y la misión es muy importante. De lo contrario, sentiríamos que algo nos está faltando. Te proponemos un ejercicio de introspección. Busca un lugar cómodo y un momento para ti. Toma un cuaderno y divide una hoja en cuatro partes iguales. Luego, hazte las siguientes preguntas.

1. ¿en qué soy bueno?

En esta sección de la hoja, anota todos tus talentos. Es importante que no desestimes ninguno, por más pequeño que lo consideres. ¿Qué haces naturalmente y sin esfuerzo? Haz memoria sobre todas esas veces en las que tu familia y amigos te han consultado. ¡Quizás seas un referente para ellos en algún tema en particular y aún no te has percatado!

2. ¿qué amo hacer?

Aquí detente en aquello que te hace sonreír cada día y con lo que el tiempo se te pasa volando. Ya sea si se trata de mirar una película, cocinar, dibujar o tocar un instrumento, encuentra qué es aquello que te da felicidad. Toda actividad tiene sus pros y sus contras. Lo importante es que, al final del día, reafirmes que mañana volverías a hacerlo.

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3. ¿qué problemas podría ayudar a solucionar?

Aquí, toma nota de aquello que consideras que el mundo necesita. Pueden ser causas sociales o bien problemáticas de menor impacto en las que te gustaría ser parte de su solución. Lo importante es que resuenen contigo, ya que se trata de tu misión.

4. ¿qué es aquello por lo que podrían pagarme?

Por último, este punto se vincula a tu profesión. Pregúntate de qué manera podrías combinar todo aquello que anotaste anteriormente, para así convertirlo en tu trabajo. ¿Cómo puedes aportar tu granito de arena al mundo?

Fuente:

La Vanguardia