La mayoría de las personas guarda un cariño muy particular por el verano y el sentido de relajación mental que lo acompaña. Nada mejor que disfrutar de unas vacaciones bajo el sol para mejorarle el humor a cualquiera.
Pero eventualmente el calor se va, las horas de luz se reducen y la rutina vuelve a ser costumbre. Así, el humor de verano se guarda al lado de las sandalias y el bronceador, esperando el siguiente año.
Pero, ¿y si pudiéramos conservar un esas sensaciones durante todo el año? Si bien es imposible replicar el calor del sol o las vacaciones, el verano es mucho más que las condiciones externas: es un estado de ánimo. Las circunstancian lo propician, pero en definitiva depende de uno mismo.
¡Aprende a mantener el buen humor del verano el resto del año!
Apreciar
Durante el verano, tendemos a ver y valorar la belleza de lo que sucede a nuestro alrededor. Los días más largos, la temperatura agradable, los paisajes llenos de sol, son cosas que observamos, tenemos en cuenta y apreciamos. En cambio, solemos despreciar el invierno y ver solo lo que no tiene. Pero nada nos impide apreciar los momentos de belleza que también nos regala esta estación y disfrutar de ellos.
Tip práctico: toma fotografías de lo que te rodea. Descubre la belleza del rocío congelado y las calles llenas de hojas secas.
Disfrutar el presente
Las vacaciones y el verano son sinónimo de desconexión. Existe una sensación de tranquilidad que invita a ocuparnos de lo que estamos haciendo en el momento, en lugar de preocuparnos por lo que tendremos que hacer después.
Al volver a la rutina, no se trata de descartar las obligaciones, sino de tomarlas una a la vez. Manejar nuestros tiempos y nuestras ansiedades para disfrutar cada momento.
Tip práctico: mientras estás realizando una actividad, desconecta el móvil, el correo y cualquier elemento que te haga pensar en las responsabilidades del futuro.
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Conectar con otros
La compañía es un aspecto fundamental del verano, ya sea de la familia o de los amigos. Si bien el aumento de tiempo libre ayuda, la vuelta a la rutina no puede limitarnos. Es necesario reconocer la importancia de las conexiones y no aislarnos en nuestras obligaciones. Siempre es posible tomarse un tiempo para visitar a nuestros seres queridos.
Tip práctico: cuando hay ganas de conectar el tiempo, no es un obstáculo. Puedes quedar con un amigo a tomar algo luego del trabajo, o a desayunar a primera hora. Si ambos tienen muchas cosas para hacer, pueden compartirlas. Puedes corregir trabajos mientras él pinta a tu lado, y conversan en los descansos.
Salir al aire libre
Los días de sol nos llenan de ganas de salir a la naturaleza, cargar vitamina D y renovar el aire. Aunque con los días más fríos solemos hibernar, nuestro cuerpo y mente necesitan salir. Debemos aprender a disfrutar de la naturaleza los doce meses del año y aprovechar su poder para recargar nuestra energía.
Tip práctico: consigue la bufanda, gorro y guantes, y sal a visitar algún ambiente natural de tu ciudad. Bosque, costa, parque, lago. Tú eliges.
Cuida tu cuerpo
El verano nos invita a prepararnos para poder disfrutarlo: comemos bien y cuisamos nuestro cuerpo para que se encuentre en óptimas condiciones llegado los días de sol. La comida sana y la actividad física son hábitos beneficios que perfectamente podemos continuarlos durante todo el año.
Tip práctico: elige una actividad física que te parezca divertida, ya sea baile, natación, kick boxing, pilates o yoga. Cualquier ejercicio que elijas mejorará tu salud y tu estado de ánimo.
Acepta las posibilidades
Toda la libertad que nos proporciona el verano nos permite intentar cosas que normalmente no haríamos. Conocemos personas nuevas, visitamos lugares distintos... Sin importar a dónde estemos, debemos estar abiertos a los cambios y las oportunidades que se nos presenten.
Tip práctico: visita algún lugar de tu ciudad que nunca hayas visitado antes. Hay cosas nuevas para ver que el verano te oculta.
Recuerda: ¡todo depende de ti! Si te propones cambiar tu actitud, lograrás disfrutar los 12 meses del año por igual.
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