La historia que leerás a continuación es como salida de una película, pero mucho más descarnada y real. Es sobre amor verdadero.
Lalita Ben Bansi y su actual marido Ravi Shankar Singh, no se enamoraron a primera vista, sino que a primer sonido de sus voces.
Un día, Ravi marcó mal un número de teléfono y se comunicó sin querer con Lalita, pero en vez de cortar y marcar correctamente otra vez, se quedó hablando con la mujer desconocida tras la línea. Ninguno de los dos lo pudo evitar, la química fluyó de inmediato y terminaron llamándose todos los días.
Después de tanta conversación, finalmente un día decidieron verse en persona, pero Lalita estaba aterrada por su cara desfigurada por el ácido.
Su historia comenó en el año 2012, cuando viajó a su pueblo natal llamado Azamgarh, India, para asistir al matrimonio de un pariente.
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En medio de la celebración, su hermano menor y su primo comenzaron a pelear, así que ella paró el pleito dándole un bofetada y un buen regaño a cada uno. Cinco meses más tarde de la escena y justo 15 días antes de su propia boda, su primo le lanzó ácido como venganza por haberla golpeado y ella quedó completamente desfigurada.
Incomprensible, pero en India cada vez son más los casos de brutal violencia como éste.
Lalita se sometió a 17 cirugías para mejorar su imagen. Cuando Ravi la vio, se conmovió por su historia y aún así la percibió como la hermosa mujer que le hablaba por teléfono.
“Le dije que estaba enamorado de ella y que quería casarme. Muchas personas se enamoran de su pareja por su apariencia y luego se divorcian, con ella estoy conectado más que con su cara. Es una persona dulce y espero que Dios nos bendiga para toda la vida”.
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En una entrevista con el medio Hindustan Times, Lalita comentó que jamás pensó que una llamada equivocada le regalaría tanta felicidad. “Quién hubiese pensado que una mujer atacada por ácido y con 17 cirugías encontraría el amor, pero pasó”.
Luego de varios meses saliendo, esta hermosa pareja se casó felizmente enamorada y su historia se hizo famosa en el mundo.
Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.
Fuente:
Troya