Su nombre era Bettie Bee, nació en Sudáfrica en diciembre del año pasado y llegó a hacerse conocida en muchos lugares del mundo por algo que hacía muy especial: había nacido con dos caras.
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Esto se conoce como diprosopus o duplicación craneofacial y se trata de una malformación congénita muy extraña que genera la duplicación de partes o todo el rostro en la cabeza. No solo sucede con animales como Bettie, sino que también puede ocurrir en las personas.
Se produce cuando una proteína particular que regula el ancho facial falla, generando rostros anchos y la multiplicación de algunas de sus características y órganos.
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En la pequeña felina esta anomalía la había hecho nacer con tres ojos, dos narices y dos bocas, aunque el resto de su cuerpo era el de cualquier otra gatita.
Aunque su cuidadora la amó desde el primer día, Betti tenía complicaciones para respirar y comer, por eso pasó sus últimos días con un especialista de animales; quería que recibiera todos los cuidados.
Betti fue alimentada con sondas, pero luego pudo comer con ambas bocas.
Fuentes: