En el panorama actual, donde el estrés y la ira son visitantes frecuentes en nuestras vidas, muchos recurren a actividades físicas intensas creyendo que liberarán esa tensión acumulada, como si de una válvula de escape se tratara. Correr, pedalear furiosamente o descargar golpes contra un saco de boxeo, son métodos comúnmente adoptados por quienes buscan un alivio instantáneo. Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad Estatal de Ohio arroja luz sobre esta práctica, revelando que lejos de ser la solución, podría no ser tan efectiva en aplacar nuestra furia, e incluso, podría intensificarla.
Esta revelación procede de un análisis exhaustivo de 154 estudios, que exploraron el impacto de distintas actividades, tanto las que aumentan como las que disminuyen la excitación fisiológica, sobre nuestra ira y agresividad. Brad Bushman, autor principal del estudio publicado en Clinical Psychology Review, subraya la necesidad de desterrar la idea de que desahogar nuestra ira es el camino a seguir.
"Desahogarse puede parecer una buena idea, pero no hay ni una pizca de evidencia científica que apoye la teoría de la catarsis", aseguró Bushman en un comunicado. "A pesar de lo que pueda sugerir la sabiduría popular, ni siquiera salir a correr es una estrategia eficaz porque aumenta los niveles de excitación y acaba siendo contraproducente", agrega.
Reducir la excitación fisiológica
En ese sentido, la investigación no solo cuestiona las tácticas convencionales de enfrentar la ira con más actividad física, sino que también destaca la eficacia de métodos que reducen la excitación fisiológica. Estrategias como la respiración profunda, la meditación, la atención plena, el yoga o incluso contar hasta diez, resultan ser armas poderosas en nuestro arsenal contra la ira.
Sophie Kjærvik, ahora científica de la comunicación en la Virginia Commonwealth University y primera autora del estudio, señala lo efectivas que pueden ser la relajación muscular progresiva y otras técnicas de relajación, igualando beneficios de la meditación y la atención plena.
"Y el yoga, que puede ser más exaltador que la meditación y la atención plena, sigue siendo una forma de calmarse y centrarse en la respiración que tiene un efecto similar en la reducción de la ira", aseguró Kjærvik.
"Obviamente, en la sociedad actual, todos nos enfrentamos a mucho estrés, y también necesitamos formas de afrontarlo. Mostrar que las mismas estrategias que funcionan para el estrés en realidad también funcionan para la ira es beneficioso", agregó.
Desacreditar las "salas de rabia"
"Inspirándose" en parte en la popularidad de las "habitaciones de la ira", los investigadores decidieron explorar los métodos que hay detrás de la liberación de la ira. En estos lugares, la gente canaliza su ira rompiendo objetos como cristales y aparatos electrónicos. Según Kjærvik, la motivación de este estudio fue "querer desacreditar toda la teoría de la expresión de la ira como forma de afrontarla" y demostrar la importancia de "reducir la excitación, y de hecho su aspecto fisiológico".
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Estrategias exitosas en diversos escenarios
Tras un meticuloso metaanálisis que incluyó 154 estudios y más de 10,000 participantes, el equipo de investigación descubrió que las técnicas de reducción de excitación son efectivas en una amplia gama de contextos. Estos abarcan desde entornos controlados de laboratorio hasta situaciones cotidianas, ya sea de manera presencial o virtual, y aplicables tanto en dinámicas grupales como individuales.
Así, contrario a la creencia popular de que es necesario acudir a un terapeuta para manejar la ira, Kjærvik sugiere una alternativa accesible. "No es necesario concertar una cita con un terapeuta cognitivo-conductual para controlar la ira. Puedes descargarte una aplicación gratuita en tu teléfono o encontrar un video en YouTube si necesitas orientación", asegura.
El estudio también encontró que estas estrategias son efectivas para una amplia diversidad de individuos, incluyendo estudiantes, no estudiantes, personas con antecedentes penales y sin ellos, personas con y sin discapacidades, abarcando diferentes géneros, razas, edades y nacionalidades.
"En un mundo que lidia con los peligros de la ira descontrolada, nuestra investigación dota a las personas de herramientas basadas en la evidencia para el control eficaz de la ira, fomentando resultados más saludables y el bienestar de la sociedad", concluyen los investigadores.
Fuente: DW.