Al momento de tomar decisiones, no todos actuamos de la misma manera: hay quienes son más impulsivos y optan rápidamente casi sin pensar; y otros que pueden tardar mucho tiempo pensando analíticamente cuál sería la mejor opción. En el medio, claro, existen muchos grises.
A menudo, no se trata solo de decidir "qué" hacer, sino también "cuándo". "¿Es el momento oportuno?". "¿Debo mejor esperar un poco más a estar seguro/a?".
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Conclusión
Tomar una decisión no es simple. Pero tu estado de ánimo claramente puede marcar la diferencia al mostrarte más o menos predispuesto a asumir los riesgos.
Por eso, presta atención a la época:
- Si estás considerando tomar una decisión importante que requiere ser más precavido y realista, tómala en invierno.
- Si en la decisión puedes aceptar cierto grado de incertidumbre, aprovecha tu estado de humor más alegre del verano.
Fuentes: