Algunas personas parecen tener un "sexto sentido" para orientarse, capaces de embarcarse en cualquier viaje sin más guía que su instinto natural. Pero, ¿cómo lo hacen? ¿Es una habilidad que se puede aprender? ¿Podemos mejorar nuestro sentido de la orientación?
La respuesta a esta pregunta es afirmativa. Aunque algunas personas parecen tener una habilidad innata para orientarse, la capacidad de ubicarse y encontrar el camino se puede desarrollar con práctica y ciertas estrategias, según los expertos.
Factores que Influyen en la Orientación
Según los expertos, el hecho de que una persona se oriente mejor que otra en un determinado contexto puede atribuirse a una combinación de factores que incluyen la experiencia temprana, el entorno en el que crecieron, el género y la práctica constante.
La experiencia previa con el entorno y el uso de claves ambientales, como la posición del sol, influyen significativamente en la capacidad de orientación. Por ejemplo, las personas que crecieron en áreas rurales o en ciudades complejas desarrollan mejores habilidades de navegación debido a la variedad de distancias recorridas y áreas exploradas.
Ralph Street, un apasionado de los mapas, estudió geografía y planificación urbana. Desde muy pequeño, sus padres lo llevaban a competiciones de orientación, un deporte que consiste en correr entre dos puntos utilizando un mapa topográfico y una brújula. Este entrenamiento temprano ha sido clave para su habilidad excepcional para orientarse, permitiéndole competir a nivel internacional desde su hogar en Oslo, Noruega. Además, estas destrezas le han sido útiles en la vida cotidiana, como cuando guió a sus amigos en un viaje de Londres a Glasgow.
Es crucial que los niños tengan la oportunidad de moverse de manera independiente en ambientes variados. Experimentos con animales sugieren que el movimiento pasivo no es tan efectivo porque no prestas atención, algo que también se aplica a los humanos. Las personas que crecieron fuera de las ciudades o en ciudades espacialmente complejas, como Praga, tienden a tener una mejor capacidad de navegación en la edad adulta.
El Papel del Género en la Orientación
En muchas sociedades, las niñas y mujeres tienen oportunidades limitadas para practicar sus habilidades de navegación, lo que contribuye al mito de que las mujeres tienen peor sentido de la orientación que los hombres. Sin embargo, investigaciones sugieren que en sociedades más igualitarias en cuanto al género, estas diferencias desaparecen.
Un estudio realizado sobre los cazadores-recolectores Mbendjele BaYaka en la República del Congo, quienes cazan y recolectan sin herramientas como mapas o brújulas, mostró que no había diferencias de precisión en las pruebas de orientación entre hombres y mujeres. Esto subraya el papel de la cultura en la creación o percepción de diferencias de navegación entre géneros.
Procesamiento Cerebral de la Orientación
Las habilidades de localización se procesan en el cerebro a través de mapas cognitivos, que son esencialmente modelos mentales del espacio. Estos mapas residen en el hipocampo, una región del cerebro involucrada en la memoria. Las estructuras alrededor del hipocampo también juegan un papel clave en la orientación. La región entorrinal, por ejemplo, ha sido descrita como el sitio de la "señal de dirección de objetivo".
Los cerebros de aquellos que mejor se orientan muestran ciertas diferencias respecto a los de los demás. Un estudio del University College de Londres descubrió que la estructura del cerebro de los taxistas británicos cambia durante una prueba donde deben aprenderse el camino más rápido por la capital. Las partes del cerebro relacionadas con la memoria aumentan de tamaño, sugiriendo que el cerebro puede adaptarse a nuevas tareas, incluso en la edad adulta.
Estrategias para Mejorar la Orientación
A pesar de la menor plasticidad cerebral en los adultos, es posible mejorar las habilidades de orientación. Es un mito pensar que no se puede mejorar. Incluso en la era del GPS, es útil desarrollar estas habilidades ya que las baterías pueden agotarse y los sistemas pueden cometer errores. Los mapas, brújulas, arte rupestre y gráficos de palos son tipos de 'artefactos cognitivos' que, aunque útiles, no son imprescindibles. Las personas pueden entrenarse para notar mejor las señales ambientales como el viento, el sol y las pendientes, tanto en entornos rurales como urbanos.
No todos tienen los recursos o las oportunidades para participar en actividades formales de orientación, pero algunas pautas pueden practicarse simplemente caminando o moviéndose por el entorno. Cambiar nuestra relación con el riesgo y enfrentarnos a desafíos en nuestro entorno puede mejorar nuestras habilidades de orientación. Cuanto más nos movamos, especialmente en formas que sean un poco desafiantes, mejor desarrollaremos nuestras habilidades espaciales.
Una técnica efectiva es la visualización de rutas. Este método implica crear una imagen mental del camino antes de emprenderlo físicamente, lo cual puede mejorar la precisión y la confianza al navegar. Además, los juegos de mesa y video que requieren habilidades espaciales pueden ser herramientas útiles para desarrollar esta capacidad en un ambiente controlado y seguro.
Explorar nuevas áreas y variar nuestras rutas diarias también puede ser beneficioso. La repetición de rutas familiares puede hacer que nos volvamos dependientes de señales específicas, mientras que la exploración de nuevos entornos nos obliga a utilizar y mejorar nuestras habilidades de orientación. Cambiar de perspectiva, como usar un mapa en vez de seguir siempre el GPS, también puede ayudar a desarrollar una mejor comprensión del espacio.
Ejemplos Prácticos de Mejora
Los ejercicios prácticos pueden incluir actividades como el senderismo, donde se practica el uso de mapas y brújulas en un entorno natural. Participar en deportes como la orientación, donde los competidores deben encontrar puntos de control en un terreno desconocido, puede agudizar significativamente las habilidades de navegación.
La tecnología también ofrece herramientas para mejorar nuestro sentido de la orientación. Aplicaciones de realidad aumentada que superponen información sobre el entorno físico pueden ayudar a familiarizarse con nuevas áreas. Sin embargo, es importante no volverse dependientes de estas herramientas y utilizar también métodos tradicionales.
En la vida cotidiana, intentar recordar la disposición de lugares nuevos y practicar la rememoración de rutas recorridas puede ser muy beneficioso. Actividades como dibujar mapas mentales de las áreas visitadas y comparar estos con los mapas reales pueden fortalecer la habilidad para recordar y navegar espacios.
Adaptación y Superación de Desafíos
El sentido de la orientación, aunque a veces parece un talento natural, es una habilidad que puede desarrollarse y perfeccionarse a lo largo del tiempo con la práctica y la exposición adecuada. Factores como la experiencia temprana, el entorno, el género y la práctica constante juegan un papel crucial en esta habilidad. Además, la investigación ha demostrado que el cerebro humano es capaz de adaptarse y mejorar en estas tareas, incluso en la edad adulta.
Por lo tanto, es posible y beneficioso trabajar en nuestras habilidades de orientación, no solo para evitar perdernos, sino también para fortalecer nuestra capacidad cognitiva y nuestra confianza en diversos entornos. Desarrollar un buen sentido de la orientación puede ser una herramienta invaluable para mejorar nuestra independencia y capacidad de adaptación en la vida cotidiana.
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