La Fundación El Potrero busca crear un lugar de apoyo y aprendizaje donde los chicos tengan un espacio de encuentro para desarrollar su potencial, con foco en el deporte. Educando de este modo, busca concienciar a los jóvenes acerca de la importancia de los vínculos interpersonales y el respeto por el prójimo y a uno mismo.
Nació en 2013 en el barrio de Los Troncos del Talar, provincia de Buenos Aires (Argentina). El equipo está integrado por profesionales y voluntarios que trabajan semanalmente para la inclusión social y el desarrollo humano de niños y adolescentes en estado de vulnerabilidad. En 2019, logró abrir tres nuevas sedes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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La fundación no solo busca educar a los niños a través del deporte, sino que también capacita a los coordinadores de cada taller. Como Camila Munita, coordinadora del taller de la Villa 1-11-14 en el Bajo Flores, quien a través de una beca proporcionada por la fundación, estudia la Diplomatura de Ciencias del Deporte en la Universidad Austral.
Además, junto con especialistas en psicología del deporte, trabajan día a día para acercar metodologías de primer nivel a todos los niños de los talleres.
A raíz de la pandemia, la fundación no pudo continuar con los talleres de fútbol. Por eso, buscó una forma de reinventarse y de seguir acompañando a los distintos barrios. Así fue como junto con agentes locales comenzó a distribuir mercadería a las familias que asisten de manera regular a los talleres de fútbol. También organizaron reuniones virtuales con los padres de los niños para no perder el vínculo con cada familia y continuar con la educación en los valores que transmite el deporte.
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Huellas lanzó la campaña “Dejá Tu Huella” para que la fundación pueda dedicar sus recursos a mantener la relación con los padres y los niños. Llevaron 50 bolsones de comida para que aprovechen su tiempo en lo que mejor saben hacer: inculcar valores.
Creemos que historias como la de la Fundación El Potrero logran inspirar para transformar realidades.