Cuando llegamos a la adultez algunas cosas de la infancia se nos olvidan. Nos volvemos más temerosos, más vergonzosos, menos intuitivos, nos importa más el qué dirán. Pero qué lindo sería poder recuperar esas fantasías, ese sentido de la curiosidad, la actitud de querer aventurarse a todo y verlo como un juego, no como una competencia o una autoexigencia.
Los adultos tendemos a minimizar las cosas que los niños perciben, y que nosotros mismos percibíamos también en la infancia. ¿O no te ha pasado alguna vez que un niño te sorprendió con una respuesta más lúcida que la que podrías haber dado tú?
Te proponemos conocer -o recordar- qué cosas son las que los niños perciben.
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Detalles ínfimos
Los niños son muy curiosos. Exploran y dedican su atención a las situaciones que viven, y los lugares y las personas que conocen. Por eso pueden llegar a advertir pequeños gestos, palabras, olores o cualquier otra cosa que, en general, los adultos tienden a pasar por alto.
La energía
Si hay algo que tienen los niños es intuición. Por eso no es casual que con ciertas personas o lugares se sientan a gusto, y con otras no. Esto no quiere decir que la persona en sí sea mala o buena, sino que quizás, a nivel sutil, su energía no se encuentre muy equilibrada. Un ejemplo de esto son las discusiones. Un niño puede inquietarse o angustiarse si el clima familiar no está bien. Por eso se dice que lo absorben todo.
La seguridad
Si hay algo que puede percibirse sin hablar y que es tan importante para un niño es el sentirse cuidado y protegido. Un niño sabe reconocer con quién puede sentirse cuidado y con quien es mejor alejarse.
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La tristeza
Los niños saben reconocer cuando alguien necesita un beso o un abrazo. Su amor es puro e incondicional. Y no dudarán en dártelo si perciben que lo necesitas.
¿Qué otras cosas perciben tus hijos?
Fuentes: