¿No te ha pasado, acaso, alguna vez de sentirte muy incómodo/a en un lugar o situación y querer simplemente irte o no entender qué te había llevado ahí? ¿O quizás haber estado pensando y pensando una decisión y que algo dentro tuyo te dijera que no era la correcta?
No siempre es fácil saber qué sentimos; menos aún, intentar expresarlo con palabras. Las emociones son complejas y, a menudo, las palabras pueden no ajustarse a ellas.
Por definición, lo que se siente, se siente. Aunque esto parezca una redundancia quiere decir que hay otro lenguaje unido al de las emociones que es el del cuerpo, eso que no podemos explicar, pero que nos hace sudar, hacer latir el corazón, cerrar el estómago, o angustiarnos, entre muchas otras cosas.
Eso que sentimos es lo más verdadero, lo más genuino. No está atravesado por el pensamiento y, por lo tanto, tampoco por la conciencia que viene, luego, a decirnos si es o no correcto, si corresponde o no.
Por eso, por más trillado que te parezca, si no sabes adónde ir o qué hacer lo mejor que puedes hacer es escuchar a tu corazón.
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Escuchar a tu corazón quiere decir tomar registro de aquello que el cuerpo te está diciendo a través de sus señales.
En esta nota, te daremos algunas claves para saber si tu "GPS" emocional, tu brújula interna, está o no alineada con eso que sientes en tu corazón.