Cristina Tan, una joven de Manilla, Filipinas, pidió su servicio de Taxi sin imaginar lo que sucedería más tarde en su regreso a casa. Durante el trayecto, el conductor Rolando Sarusad de 67 años de edad, mostró una actitud de agotamiento físico y tuvo la decente acción de pedirle permiso a su pasajera de detenerse a un costado de la viabilidad para descansar y mantener la seguridad de ellos, temiendo perder la dirección del vehículo.
[También te puede interesar: 10 buenas acciones que puedes hacer esta semana para cambiar la vida de alguien]
Su larga jornada laboral y continuos viajes durante todo el día, le trajo esta reacción que le hizo requerir del descanso sin ninguna otra salida. Entonces, Cristina mostró un gesto muy consciente y responsable al asumir la función de conductora en el taxi que había tomado para llegar a su destino después de su jornada laboral. Aún quedaba un largo trayecto por recorrer y el conductor podría descansar y recuperar energías para terminar su día con más tranquilidad.
Un desmayo inmediato
Por sorpresa, en lo que decidieron intercambiar los puestos el conductor se desmayó inmediatamente. Su cansancio excesivo le hizo perder todas sus fuerzas. Por gracia, esta gentil muchacha tenía la buena actitud para tomar el volante y conducir en calma hasta su destino.
Una vez conduciendo, Cristina fue testigo de los profundos ronquidos del conductor en el asiento trasero. Él insistió en dormir mientras aprovechaba la vuelta del tráfico. Acordaron que así sería mientras llegaban a la casa del conductor. Aún faltaba un largo trecho por recorrer así que se dio pie a continuar con el descanso.
Y después de todo ¿Cómo quedaría la tarifa?
El conducto, después de todo, se sentía avergonzado por el imprevisto que había resultado ser. Pidió humildemente a la joven que pagara sólo la mitad de la tarifa, equivalente para pagar el combustible.
[También te puede interesar: Este niño necesitaba ayuda urgentemente y 5.000 personas esperaron bajo la lluvia para salvarlo]
De esta manera quiso entregar su gesto de gratitud por dicho acto de generosidad de parte de Cristina. Aun así, la joven de gran corazón decidió pagar más del precio real del servicio y brindarle la oportunidad de descansar por más tiempo para recuperar su energía física y mental y continuar con su servicio prolongadamente. Una excelente lección de amor fraternal, solidaridad y un acto de suma consciencia para ambos.