Las frases del libro 'Mujeres que corren con los lobos' nos traen las claves de ese instinto femenino primordial que muchas tememos habernos olvidado o relegado, para tomar contacto con esa “loba” transformadora que nos anima a madurar, a ser libres.
Clarissa Pinkola Estés, analista junguiana, doctora en psicología etnoclínica y autora de este libro, tardó más de veinte años en dar forma a su más conocida criatura.
Estas frases son una verdadera inspiración para aquellas personas interesadas en conocerse, en trabajar su identidad, sus valías, en sanar muchas de esas heridas emocionales que a veces, heredamos de nuestros antepasados o de la propia educación patriarcal.
1. Ser uno mismo
Ser nosotros mismos hace que acabemos exilados por muchos otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren nos causa exiliarnos de nosotros mismos
La valentía de ser uno mismo en cualquier escenario, en cualquier contexto y sin importar ante quién estemos, nos permitirá salvaguardar la propia identidad.
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2. Ser fuertes
Ser fuerte no significa ejercitar los músculos o la flexión. Significa encontrarse con lo luminoso de uno sin huir, viviendo activamente con la naturaleza salvaje de una manera propia. Significa ser capaz de aprender, ser capaz de sostener lo que sabemos. Significa sostenerse y vivir
Fuerte es quien encara, quien no huye, quien muestra sin miedo su identidad, quien no se rinde, quien vive con alegría y coraje.
3. Alejarnos nos permite reencontrarnosAunque el exilio no es algo que se desee por diversión, hay una ganancia inesperada en él: son muchos los regalos del exilio. Saca la debilidad a golpes, hace desaparecer los plañidos, habilita la percepción interna aguda, acrecienta la intuición, otorga el poder de la observación penetrante
El exilio, entendido también como el acto de dejar atrás lo que nos es conocido para afrontar la propia soledad, la incertidumbre y hasta lo extraño, nos habilita también en nuevas capacidades, en habilidades como la introspección, la seguridad personal, la observación, la receptividad.
4. Los efectos de no amarse a uno mismo
Nuestra hambre secreta por ser amados no es hermosa. Nuestro desuso y mal uso del amor no es hermoso. Nuestra falta de lealtad y devoción es poco amorosa, nuestro estado de separación del alma es feo, son verrugas psicológicas, insuficiencias y fantasías infantiles
Debemos por tanto observar la naturaleza como lo hicieron nuestras antecesoras para redescubrir nuestro valor, nuestra importancia y esa energía que nos nutre y nos hace fuertes.
5. El auténtico amor
El amor en su forma más plena es una serie de muertes y renacimientos. Soltamos una fase, un aspecto del amor, y entramos en otra fase. La pasión muere y es traída de regreso
El amor es la única fuerza que jamás se extingue o se apaga para siempre. Es una entidad transformadora que se extiende, que nos permite madurar, que muere y renace, que a veces nos quita la vida y más tarde, nos la devuelve.
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6. Tocar fondo
La mejor tierra para sembrar y hacer crecer algo nuevo otra vez está en el fondo. En ese sentido, tocar fondo, aunque extremadamente doloroso, es también el terreno de siembra
Tocar fondo es llegar al límite de nuestras fuerzas, es perderlo todo. Sin embargo ¿qué más podemos perder cuando lo hemos perdido todo? En ese momento, surge algo nuevo, algo mágico incluso. Nos quitamos nuestras pieles, nuestros artificios y pesos muertos para ascender, para crecer mucho más fuertes.
7. El auténtico crecimiento
Si vivimos como respiramos, tomando y soltando, no podremos equivocarnos
Esta frase simboliza ni más ni menos que el ciclo de la vida: tomar, aprender, dejar ir, aceptar, avanzar.