Para empezar, es necesario reconocer que mantener el foco de atención en los aspectos estimulantes de la vida se convierte en un desafío en épocas líquidas, donde todo circula a gran velocidad y necesitamos adaptarnos a las transformaciones que van sucediendo.
Este proceso ha sido identificado por la ciencia como “alternancia de atención”: estamos atentos a todo lo que sucede, fundamentalmente para detectar o prevenir peligros, y también para ver qué tipo de gratificación estaría cerca de nuestra experiencia de vida. Ni más ni menos, es una forma adaptativa de supervivencia
Cómo se generan las ganas
La motivación (que me gusta definir como “motivo para la acción”) es lo que entra en juego cuando elegimos qué tipo de experiencias capitalizar y desde qué actitud la miramos. Por ejemplo, si en tu vida permanentemente dices que "no" a todo, el resultado será proporcional a lo que declamas. Prueba decir "sí" con mucha frecuencia, para probar algo distinto. Esto es muy simple, aunque encierra un profundo cambio si lo practicas: aprendes a fluir y a abrir oportunidades (en vez de cerrarlas, muchas veces inconscientemente).
Imagina esto: si tu vida fuese un catálogo para elegir, vas pasando las páginas que traen mejor o peor impacto, aunque, indudablemente, todas encierran aprendizajes si los sabes ver.
Para enfocarte en los aspectos positivos, o para recargar tu energía que te hace mover al encarar cualquier proyecto, hay un agente muy especial dentro del cerebro: la dopamina, el neurotransmisor que se activa en el proceso de hacer foco en el tipo de experiencias que eliges vivir. También es la que ayuda a mantener en el tiempo ese proceso, esa vivencia. Así se configura la memoria de largo plazo.
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Esta función cerebral se encarga de darte la dosis de energía e impulso necesario para mantenerte en movimiento, y controla los llamados ‘centros de placer’ o ‘centro de recompensa’. Por eso se considera a la dopamina como la responsable de la felicidad, cuando, en verdad, es la que promueve un sentido anticipatorio de esa experiencia que puede ser especial para ti. Por ejemplo, las palpitaciones que sientes por alguna que otra ansiedad; las mariposas en el estómago cuando te enamoras; la alegría interior por sentirte pleno; la conexión interna con el gozo y la satisfacción al haber alcanzado un logro laboral, se presienten mucho antes de que ocurran.
La dopamina actúa generando, también, adrenalina y noradrenalina, que potencian cierta tensión y, literalmente, te empujan a tomar acción en el sentido que, presientes, te llevará al siguiente escalón de evolución, en cualquier aspecto que sea.
Lo “gánico” es un concepto complejo dentro del universo humano, puesto que desde siempre se nos ha enseñado que los aprendizajes vienen del sufrir y padecer, de la carencia y del dolor. Sin embargo, todos tenemos recursos internos para promover las ganas, como un gran impulsor de tu motivación.
5 formas de empezar a tener ganas (de lo que sea)
- 1. Muévete permanentemente
El movimiento promueve las ganas, porque te saca de donde estás estancado, sin importar que no llegues exactamente adonde deseas. Simplemente, muévete de donde estás. Esto implica que necesitarás tomar una acción opuesta al estado de abulia, tristeza, melancolía sostenida en el tiempo o cualquier aspecto que te impulse hacia atrás.
Herramientas: empieza por pequeñas cosas, como ordenar el closet, tu biblioteca, obsequiar ropa que no utilices, organizar los archivos en tu computador, tomar diez minutos diarios a estar en silencio, definir una meta, y marcar pequeños pasos para conseguirla.
- 2. Cambia el “tengo que” por el “quiero” o “elijo”
La conversación contigo mismo tiene una importancia fundamental en la construcción de las ganas. Si siempre te tiras hacia abajo y te hablas con palabras duras e hirientes, tu auto estima y valoración caerá por el piso.
Herramientas: piensa que todo lo que vives, en alguna forma (aún inconscientemente), es muy posible que lo hayas creado, provocado o permitido. El cambiar tu lenguaje produce nuevos resultados. Si quieres sentirte con más ganas, y dices “tengo que…”, tu centro de recompensa cerebral lo siente como una obligación, y se rebelará: no te apoyará. En cambio, al expresar “quiero…” o “elijo vivir con ganas...”, se abre un universo de posibilidades “gánicas” que contribuirán a un mayor impulso y bienestar. Pruébalo.
- 3. Baja el nivel de expectativas
El motivo de falta de ganas de muchas personas (inclusive las que se definen como mediocres, perezosas y dejadas), está en que tienen un nivel de expectativas tan desproporcionado con su situación de vida actual, que les parece imposible de alcanzar. Es una montaña de expectativas versus la auto imagen de una pequeña hormiga al pie de la mole de piedra: es difícil visualizarse llegando a la cumbre.
Herramientas: Comienza por desafiarte a hacer algo distinto cada día (por ejemplo, sacar a pasear a tu mascota con un recorrido diferente durante 15 días). También es importante que observes y no juzgues lo que pasa. Así, obtendrás más elementos de análisis para colocar expectativas razonables sobre ti y los demás. Además, debes diseñar una meta realista, y comprometerte a alcanzarla: diseña el paso a paso, sabiendo que, aunque las cosas no se den exactamente como las anhelas, es la experiencia apropiada para ti, que te conducirá directo al siguiente paso de evolución. Por último, no esperes nada de nadie: deja que te sorprenda la liviandad y libertad que sentirás al desapegarte del resultado de las cosas (que nace únicamente de tu afán por controlar todo).
- 4. Hazte experto en hábitos positivos
Somos imanes y espejos al mismo tiempo. Como lo igual atrae lo igual, si empiezas a relacionarte con personas positivas, y a desarrollar esa parte en ti, empezarás a vibrar en otra frecuencia.
Herramientas: aquí va una serie de ideas que puedes implementar, accesibles para el que quiera y se comprometa con gestionar un cambio interno fundamental.
- Emula a los exitosos.
- No des consejos si no te los piden.
- Cumple tu palabra.
- Lee materiales que resulten para tu crecimiento.
- Elige qué tipo de informaciones quieres conservar dentro tuyo. sugiero que descartes todo lo que no te nutra ni te eleve. Así vas a enterarte sólo de lo que necesitas para tu evolución y aprendizaje, sin dejar de vivir en este mundo.
Practicando permanentemente estos cinco pasos, percibirás que, en poco tiempo estarás co-creando una realidad completamente distinta en tu vida, con los pies sobre la tierra, e impulsada por tus ganas.
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