Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la cual se oficializó desde 1992 por la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF con la finalidad de concienciar, promover y apoyar este tema que aún sigue siendo tabú.

La lactancia materna no es una práctica fácil, sobre todo porque la mujeres que la realizan se percatan de una realidad que va más allá de romantizar la maternidad al generar una magnífica conexión con su bebé. Lo que no se dice, es que también puede llegar a ser dolorosa, demandante y agotadora.

Muchas mamás quisieron visibilizar esta importante práctica con sus bebés con el fin de no caer en desinformación sobre los mitos de la lactancia materna y al mismo tiempo ver su realidad de forma más natural.

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Mitos sobre la lactancia materna

De acuerdo con la página oficial de salud infantil y juvenil de la Asociación Española de Pediatría (AEP), estos son los mitos que todas las mamás deben conocer.

El pecho produce la cantidad de leche en función de las demandas del bebé, siempre y cuando el número de tomas sea adecuado y la postura de succión sea correcta.

Independientemente de que la madre dé el pecho o no, el principal cambio se produce durante el embarazo. En todas las mujeres el pecho va cambiando en función de la edad, la grasa corporal y factores genéticos.

Esta producción de leche de la madre no depende de la leche que tome, así que lo recomendable es seguir una alimentación equilibrada y beber líquidos según su sed.

Los alimentos que consume la madre no producen ni gases ni cólicos en el bebé.

Los cambios en el sabor de la leche, según los alimentos ingeridos por la madre, favorecerán que el bebé acepte los nuevos sabores cuando se introduzca la alimentación complementaria.

Es preferible alimentar a demanda sin un horario fijo. De esta manera el bebé decide cuándo quiere comer.

El primer pecho se debe vaciar bien antes de ofrecer el otro, para que el bebé obtenga la leche más rica en grasas, que sale al final. Algunos bebés solo toman un pecho en cada toma.

Lo que determina la cantidad de leche que se produce es la frecuencia con la que se alimenta al bebé. Cuanto más se le dé el pecho, más leche se producirá. No existe un factor hereditario, depende de realizar una técnica adecuada.

Foto: Cultura Colectiva.

Las mamas están compuestas de tejido glandular (donde se produce la leche), tejido graso y tejido conectivo de soporte. El tamaño de la mama depende más de la cantidad de grasa, que del tejido glandular.

Algunos medicamentos no se deben consumir durante la lactancia, pero otros son seguros. Es recomendable consultar a un experto.

De forma transitoria, en situaciones de estrés elevado, se puede dificultar la salida de la leche. En estos casos hay que poner al bebé al pecho con frecuencia, para vaciar bien el pecho y evitar que la retención de leche termine disminuyendo la producción.

Al inicio de la lactancia, hasta que se consigue una adecuada adaptación y una correcta succión, puede ser molesto. Posteriormente, si existe dolor, indica que hay algún problema (infección, mal agarre, etc.), así que se recomienda consultar a un médico.

La cantidad que sale con un sacaleches suele ser menor que la leche disponible para el bebé y que él puede sacar.

Existen episodios de mayor demanda de leche por parte del bebé que se denominan ”baches de lactancia”. También en ocasiones el bebé hace más tomas por sed.}

La leche del pecho afectado no tiene ningún efecto perjudicial en el niño. La infección no se transmite al lactante y además, al continuar con la lactancia materna, se mejora la evolución de la mastitis.

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¿CUÁLES SON LOS BENEFICIOS DE LA LACTANCIA MATERNA?

OMS y UNICEF recomiendan el inicio de la lactancia materna durante la primera hora siguiente al nacimiento, que sea exclusiva durante los primeros 6 meses de vida (con la incorporación de alimentos complementarios y la continuación hasta los 2 años de edad o más.

Fuente: Cultura Colectiva.