A veces la realidad duele, y es difícil de asumir. Pero cuando atravesamos la angustia o la frustración y podemos ver más allá, nos damos cuenta que esas cosas nos hacen más fuertes.
Desde que somos pequeños no siempre nos han contado las cosas tal y como son. Ni lo que nos dijeron los adultos, ni lo que vimos en las películas o en las publicidades se pareció luego a muchas de las experiencias que fuimos viviendo. Algunos siguen pensando que eso es "necesario" para mantener viva la ilusión y el optimismo, pero otras personas, ya de adultas, hubieran preferido que les enseñen con la verdad.
Y la verdad, en este sentido, es que la vida no siempre es "color de rosa", que no siempre las cosas resultan bien, que a veces el camino puede hacerse difícil, pero que también de cada experiencia que vivimos podemos quedarnos con un aprendizaje para crecer.
A veces la realidad duele, y es difícil de asumir. Pero cuando atravesamos la angustia o la frustración y podemos ver más allá, nos damos cuenta que esas cosas nos hacen más fuertes.