Según estimaciones de la World Wildlife Fund (WWF), Ocho millones de toneladas de residuos plásticos tienen como destino los océanos del planeta tierra año tras año.
Seguramente mientras leen estas líneas podrán notar que estamos rodeamos de plásticos de todo tipo y que el mismo, no desaparece, sino que se vuelve más pequeño. Transformándose en lo que se conoce como “microplásticos” que son partículas de plástico menores a 5mm, hasta tamaños tan pequeños que son imperceptibles.
La problemática de los microplásticos es producto de la degradación de residuos plásticos, afectando en primer lugar a especies marinas como por ejemplo, crustáceos y peces que luego nosotros ponemos sobre nuestra mesa.
Estos microplásticos están en nuestra cocina, en nuestra mesa familiar, en nuestro plato y los estamos comiendo todo el tiempo. Tal vez, aquellos que tienen dietas vegetarianas podrán sentirse libres de este mal, pero la verdad es que tampoco están a salvo; ya que los mismos se encuentran también en la miel, en la sal que consumimos todos los días, y por si fuera poco, los estamos bebiendo en el agua de red, en las gaseosas, y hasta en la cerveza que nos tomamos para pasar las olas de calor que genera este calentamiento global.
Hoy día tenemos conocimiento de que el plástico está ocasionando daños irreparables a ecosistemas y especies silvestres. No obstante, desconocemos los efectos de consumir 5 gramos de plástico por semana, 21 gramos por mes y 250 gramos por año, cuyas estimaciones fueron realizadas por la Universidad de Newcastle junto a WWF.
Si bien es cierto que actualmente los científicos apenas comienzan a estudiar los efectos del consumo de microplásticos en la salud humana. Definitivamente no es una opción elegir comer el equivalente a una tarjeta de crédito semanalmente, por lo que la respuesta para empezar a cambiar esta realidad se centra en tomar consciencia sobre nuestros hábitos de consumo y sobre nuestra relación como seres que forman parte del planeta tierra.
Realmente es sorprendente saber que hasta el agua que consumimos contiene microplásticos, y más entendiendo que el 70% de nuestro cuerpo está compuesto por agua.
Sin duda, trabajar en una Empresa B como Pura que se dedica al tratamiento de aguas para garantizar agua de calidad libre de envases plásticos, me ha permitido tener una perspectiva más amplia y consciente sobre lo esencial que es consumir agua de calidad de forma sostenible.
Como propuesta a esta problemática, me encantaría presentarles una solución que plantea Pura a través del filtro de su Jarra Bali que retiene más del 99% de microplásticos encontrados en el agua, según un reciente estudio realizado por la Doctora Micaela Buteler junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Estos datos no son menores dado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la presencia de microplásticos en aguas de red en cantidades que van desde 0 a 10.000 partículas por litro y que desde luego, no solo afectan a mares y a sus especies, sino que además afecta a todos aquellos que consumimos agua, lo que convierte a esta problemática como de índole global.
Entender que la salud de las personas y la salud del planeta es lo mismo, resulta ser clave para convertirnos en agentes de cambio decididos a cambiar sus hábitos de consumo, comprendiendo que solo depende de nosotros la conservación del ecosistema del cual somos parte.
Cuando hablamos de hábitos de consumo, debemos armonizar nuestro estilo de vida hacia modelos saludables y sustentables. Aún cuando podríamos extendernos en todo lo que se vincula con hábitos de consumo, lo más importante de entender es que las 3R de reducir, reutilizar y reciclar son claves, y que las mismas se posicionan en función a su relevancia, por lo que reducir nuestro impacto en términos de huella de carbono, proporcionará bienestar a todos los seres vivos que somos parte del planeta.
Empecemos por los esencial que es el agua… ¿Qué opinas?
Rita Bolívar, Responsable de Impacto en Pura, 24/11/2021.