Hannah Herbst es una joven de solo 15 años que vive en Florida (Estados Unidos) e inventó un dispositivo que permite convertir la corriente de las mareas en energía eléctrica, aprovechando esta fuente de energía renovable para producir electricidad.
Su invento le costó solamente 12 dólares, y está conformado por una hélice impresa en 3D, tubos de PVC, una polea y un generador hidroeléctrico.
El generador produce suficiente energía para mantener encendida una lámpara de LED, pero Hannah estima que, si pudiera invertir en un modelo más grande, lograría cargar una batería en tres horas.
Gracias a su trabajo, Hannah ganó el concurso Discovery Education 3M Young Scientist Challenge 2015 y obtuvo 25 mil dólares como premio, pero lo más valioso para ella es la posibilidad de hacer su aporte a la Humanidad en el avance hacia la utilización de energías renovables.
La joven comenzó su proyecto porque se hizo amiga por Internet de un niño de nueve años que vivía en Etiopía, y descubrió que su familia no tenía fuentes confiables de electricidad y agua potable. Frente a eso, quiso ayudarlo a solucionar sus necesidades.
La energía oceánica se aprovecha utilizando dispositivos que la convierten desde sus diferentes fuentes, como las mareas, las olas y la temperatura, en otros tipos de energía, como la eléctrica.
Hay diferentes formas de obtener energía del océano, dependiendo de su fuente: la mareomotriz, que aprovecha las mareas, la undimotriz, que utiliza el movimiento de las olas, y la maremotérmica, que se obtiene a partir de los cambios de temperatura de las diferentes profundidades.
Todas son renovables porque la fuente de energía primaria no se agota, y limpias porque en la transformación no se producen subproductos contaminantes.
Todas las fuentes de energía renovables tienen ventajas e inconvenientes. Éstas son las de la energía del océano:
1. Es un recurso renovable
La energía oceánica no se agota por su explotación porque sus fuentes primarias siguen existiendo aunque se las utilice: las mareas son el resultado de la combinación de los campos gravitatorios de la luna y el sol con la rotación de la tierra sobre su eje; las olas, del contacto del océano con el viento; y la diferencia de temperaturas es una consecuencia física de las diferentes profundidades. Podemos suponer que todas ellas seguirán existiendo durante billones de años.
2. Es energía limpia
La generación de energía mareomotriz no emite ningún gas de efecto invernadero y no demanda mucho espacio. De todas maneras, como su utilización es muy reciente, es necesario hacer estudios para comprobar su impacto sobre la fauna y la flora marinas.
3. Es predecible
Las mareas altas y bajas se pueden predecir. Al conocer estos ciclos, se hace más fácil la construcción de sistemas adecuados. Las olas, en cambio no son tan predecibles, pero igualmente el aprovechamiento se su energía puede ser muy eficiente.
4. Son eficientes a bajas velocidades
El agua es 1000 veces más densa que el aire, por eso es posible generar electricidad a baja velocidad, incluso a un metro por segundo.
5. Las centrales tienen una larga vida útil
Aunque aun hay pocos casos, existe por ejemplo la planta de energía mareomotriz de La Rance en Francia, que se encuentra en funcionamiento desde 1966 y hoy en día sigue produciendo gran cantidad de electricidad.
La explotación de la energía del océano también puede tener algunas desventajas; pero aunque aun falta investigar, se estima que no son comparables a sus beneficios. Todavía no hay cálculos del impacto que pueden tener las centrales sobre los hábitats marinos, pero las investigaciones se están centrando en ese campo de estudio.
Otro inconveniente es que deben estar cerca de la costa, donde las diferencias de las mareas son más marcadas, ocupan espacio y son costosas, pero se cree que tanto el costo como el tamaño, en el futuro, podrán reducirse, y situarse en alta mar.
Los avances técnicos que permiten avanzar en el aprovechamiento de la energía del océano son muy importantes para el planeta y la Humanidad porque, además de tratarse de una energía renovable, es posible utilizarla para llevar a cabo procesos de desalación o desalinización del agua de mar, para volverla potable, y solucionar otro problema tan apremiante como la escasez de este recurso.
En Australia, por ejemplo, ya se está llevando a cabo un proyecto, llamado CETO 5, que utiliza energía marítima (undimotriz, la que proviene de las olas) para alimentar un sistema de purificación del agua de mar. Australia, Corea y Argentina son algunas zonas del mundo con oleajes propicios para generar energía a partir de la fuerza de las olas del mar. Es una responsabilidad de todos que se sigan encaminando proyectos que sirvan para aprovechar estos tipos de energía.
Jóvenes como Hannah Herbst, que trabajan para aprovechar estos recursos renovables, están colaborando con un paso enorme hacia un mundo sustentable.
En este video, puedes verla explicando cómo funciona su dispositivo y por qué lo diseñó: