En plena ladera precordillerana, el arquitecto chileno Sebastián Irarrázaval creó esta vivienda modular usando contenedores. La construcción aprovecha al máximo el terreno, para darle al hogar una ventilación natural y hermosas vistas.
El proyecto fue diseñado para un coleccionista de arte y su familia. La casa, de 350m2, está ubicada en una zona residencial en Lo Barnechea, en las afueras de Santiago de Chile. Para reducir el tiempo de construcción y los costos, Irarrazával decidió reutilizar contenedores de transporte de segunda mano.
El objetivo principal del diseño de la casa, fue integrar el paisaje de la ciudad con el de la Cordillera de los Andes. Además, el arquitecto priorizó la circulación de aire exterior a través de todos los espacios del hogar. Así, se evitaría la implementación de aires acondicionados.
La vivienda consta de cuatro hileras paralelas que siguen la línea de la pendiente de la montaña. En un primer nivel se encuentran las áreas públicas, distribuidas en una amplia planta que se conecta con el exterior por medio de correderas. En el segundo piso, las cuatro franjas de contenedores albergan los dormitorios y la entrada a la casa. Esta planta cuenta con aperturas hacia la cordillera para capturar la luz. También ofrece vistas de la ciudad de Santiago.
Para que la estructura se integre con el territorio, se colocaron las distintas partes de la casa sobre la pendiente como si descansaran sobre ella. Para lograr una ventilación óptima, se preservaron espacios intermedios para la circulación del aire y los usuarios. Estos, a su vez, son los responsables de hacer que la luz ingrese por ambos lados.
La construcción constó de tres etapas. Primero, se colocaron los muros para crear un plano horizontal que soporte las zonas comunes de la casa. Luego, se montaron y colocaron los contenedores en los que funcionan las habitaciones. Por último, se hizo un revestimiento con un material unitario que le diera integración a la vivienda.