Los veterinarios han empezado a hablar acerca de los desafíos y esperanzas frente a la demencia canina: lo que todo dueño debe saber ante esta situación. La salud de las mascotas es un asunto importante, que no se puede descuidar.

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¿Existe la demencia canina?

Sí, los canes pueden padecer de deterioro cognitivo. Esto puede suceder por la edad, por alguna enfermedad o situaciones que les desencadenan estrés o depresión. Se trata de un problema que causa desconcierto entre los dueños de animales.

El nombre de este trastorno es: disfunción cognitiva canina. Afecta el comportamiento, capacidad para entender, recordar a su amo o percibir lo que sucede en su derredor. Al parecer, se debe a un daño oxidativo del cerebro canino.

La sangre y el oxígeno cesan de fluir correctamente hacia el cerebro de los perros. El resultado es la pérdida de habilidad, incapacidad de entender lo que captan los sentidos (visto, oído, olfato) e imposibilidad de recordar.

¿Qué perros padecen este tipo de demencia?

Todos los perros domésticos son propensos a este inconveniente. Se desconoce si los lobos, coyotes, zorros y otros canes silvestres tienen este mismo deterioro cognitivo. Una estadística indica que 28% de los perros de entre 11 y 12 años tienen síntomas de esta demencia.

El anterior porcentaje se incrementa a 68% en el caso de perros que sobrepasan los 15 años de existencia. Esta demencia canina es similar al Alzheimer en los humanos, aunque en los perros hay una importante cantidad de neuronas que mueren.

¿Cuáles son los síntomas de este trastorno? Alteración del sueño, cambios en las actividades, no reconocer a las personas, hacer sus necesidades en sitios donde antes no las hacía, ladrar sin motivo o hacer movimientos repetitivos.

Además, los perros con este padecimiento se mueven de manera torpe. Esto sucede porque se deteriora la zona cerebral que controla el equilibrio y la memoria corporal. Igualmente, estos animales tardan en reaccionar ante sonidos u olores.

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¿Qué hacer cuando un perro tiene este problema?

Lo ideal es captar los inicios de la enfermedad, para poder retrasar su impacto. Hay que jugar con el animal, hacer repetir tareas, identificar objetos, etc. El cerebro es como un músculo, el cual se atrofia más rápido si no se usa.

También, es importante la alimentación. El veterinario indicará la comida adecuada para un perro con síntomas iniciales de este trastorno. De ese modo, se dota al can de nutrientes para reparar lo más posible sus células cerebrales.

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¿Tienes un perro que supera los 10 años de edad? ¿Has notado que tiene alguno de los síntomas aquí descritos? Hay que estar pendientes, ya que la detección temprana de este problema es la clave para ayudar a las mascotas.

Fuente:

El Confidencial