Si hablamos de sustentabilidad, la arquitectura es uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta. Hacer de los lugares en los que vivimos espacios más sustentables es una tarea que todos debemos afrontar cada día.
Para ello, podemos pensar maneras para aprovechar el espacio y construir viviendas pequeñas igual de funcionales que una de grandes dimensiones, incorporar fuentes sustentables de energía a ellas, y pensar en la reutilización a la hora de decorar o renovar el mobiliario.
Del mismo modo, también es importante pensar en los materiales que se utilizan en la construcción.
El hormigón, por ejemplo, es uno de los materiales más utilizados en la construcción de viviendas, y no podemos dejar de recordar que, aunque nos sea muy útil, debe usarse con responsabilidad porque su producción involucra cierto impacto ambiental.
Su industria incluye el cocinado en hornos que convierten en cemento una mezcla de piedra caliza, esquisto o pizarra con diferentes minerales, llegando a temperaturas de hasta 1400ºC. En la extracción, manipulación y horneado de estos materiales puede ocurrir un gran impacto ambiental negativo.
Por eso, científicos de todo el mundo se preocupan a diario por encontrar nuevas formas de este material.
Uno de los materiales que se ha logrado obtener mediante largos procesos de investigación que comenzaron en 2006 es el biocemento, biohormigón u "hormigón vivo".
Si bien no soluciona por completo los inconvenientes que este material pueda tener, el hormigón vivo, que tiene en su composición bacterias que pueden permanecer "dormidas" durante varios siglos, tiene la capacidad de repararse a sí mismo cuando aparecen grietas.
¿Cómo funciona?
El biohormigón u hormigón autoreparable es una mezcla de cemento calizo con material biológico. Concretamente, se incorporan a la mezcla unas bacterias especialmente seleccionadas llamadas “genus Bacillus” y un nutriente a base de calcio conocido como “lactato cálcico”.
De esta manera, cuando la estructura de hormigón se fisura y el agua penetra por las fisuras que afloran en la superficie, las esporas de la bacteria germinan en contacto con el agua y los nutrientes. La bacteria comienza a alimentarse del lactato de calcio soluble convirtiéndose en caliza insoluble, que se solidifica en la superficie de la fisura sellándola, imitando el proceso que se da en la fractura de un hueso del cuerpo humano, por ejemplo.
Gracias a esto, es un material que podría utilizarse para construir en zonas de inclemencias climáticas que dañan rápidamente la construcción, por ejemplo. O emplearse en la construcción de viviendas sociales de calidad, sabiendo que serán durables.