Limpiar la casa puede resultar agobiante, pero vale la pena si luego quieres disfrutar de un hogar aseado y agradable.

El trabajo, los compromisos y el cansancio diario son algunas de las razones por las que no le dedicamos tanto tiempo a nuestro hogar como deberíamos. Por eso, todos deberíamos conocer algunas estrategias que nos ayudarán a ser más eficientes a la hora de dejar nuestra casa limpia, aseada y presentable.

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Una planificación rápida y espontánea es suficiente. Haz una lista de las tareas que deben realizarse y los elementos que necesitarás para llevarlas a cabo, como el cepillo de barrer, la mopa, pañuelos absorbentes, cubetas de agua, etc.

En caso de que vayas a limpiar toda tu casa, es que dejes las habitaciones de más tránsito, o sea, la sala o la cocina para el final, ya que son las que necesitan más atención. Además, probablemente tendrás que caminar por la sala y mientras limpias otras habitaciones, así que de todos modos tendrías que limpiarla otra vez. Mejor déjala de última.

Lo primero que debes limpiar son las superficies altas, como las paredes, techos, las mesas, estantes o taburetes, al igual que los objetos en ellas, dejando de último el suelo. De esta manera, no tendrás que barrer el suelo nuevamente cuando limpies las superficies altas.

Cuando llegues al baño, lo primero es hacerse cargo del excusado con desinfectante o detergente. Déjalo actuar y enfócate en el resto, como el lavabo, la ducha, la lavadora y los estantes. Cuando esté todo listo, regresa al excusado. Así atacarás dos problemas al mismo tiempo y terminarás más rápida y eficientemente con las manchas difíciles del baño.

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Con estas estrategias, le aplicarás prioridades a la partes de la casa que se deben limpiar primero y las que se limpian después, y así no tendrás que repasar ninguna habitación luego de haberla limpiado anteriormente. Es como si trazaras una sola ruta alrededor de tu casa en vez de limpiar desordenadamente.

Fuente:

Para los Curiosos