Somos un mundo casi completamente hecho de plástico. Cada año se producen alrededor de 300 millones de toneladas métricas de plástico, y de 8 a 20 millones terminan en los océanos del mundo. De hecho se calcula que para el 2020 esa cantidad se elevará a 500 millones de toneladas; lo que representa un 900% más que los niveles registrados en 1980. 

Lo más alarmante de todo es que la mayor parte de los plásticos que se producen se usan para la fabricación de envases que tienen una vida útil promedio de un solo uso: se utiliza y se desecha. Y desde ahí, sigue "vivo" entre 100 y 1000 años más. 

Esto, además, va de la mano con la enorme cantidad de alimentos que se desperdician, que en el mundo, por cada año, representan más de mil toneladas; cuando 925 millones de personas están muriendo de hambre.

Pensando en esto, investigadores y emprendedores de todo el mundo están trabajando en lo que viene: "los envases comestibles".

En reemplazo de los plásticos y otros materiales no biodegradables, algunas personas están comenzando a usar como materia prima hongos, el alga kelp, la proteína de leche e incluso la piel del tomate.

En este sentido, el bioplástico, es la mejor alternativa que tenemos para encontrar una manera diferente de fabricar un material que es funcional aún al modo de producir en el mundo. Evita recurrir a recursos no renovables como el petróleo y reemplazarlos por productos vegetales y biodegradables.


Por ejemplo, un equipo del laboratorio de investigación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha desarrollado un material a partir de la proteína de la leche que puede usarse tanto para envolver queso o incluso crear paquetes de sopa solubles que solo tienen que ser metidos en agua caliente para tomarse.

Como otro ejemplo, además, también se encuentra un empaque de jarabe de maple realizado con hongos donde colocar las botellas del producto. Este envase, creado por una compañía de diseño de Nueva York (Ecovative) se puede arrojar en el compost para luego servir de abono para las plantas.

El caso quizás más asombroso es el del indonesio que crea bolsas que se convierten en agua y comida si terminan en el mar, y que incluso ha viralizado un video donde las bebe para demostrar que son inocuas para la salud. 

“La biología es la mejor tecnología disponible y hemos empezado a pensar en las células vivientes como máquinas vivientes”, señaló a The New York Times el fundador de la compañía.

Tú puedes ayudar a cambiar esta situación, reduciendo tu uso de plásticos convencionales, de sus desechos, o reutilizándo por ejemplo bolsas plásticas. Pero también puedes aprender cómo hacer bioplástico en tu casa, con cáscaras de fruta.