Las corridas de toros tienen su origen en los juegos romanos y en la tradición de un público espectador que busca la sangre y el sufrimiento como una manera de entretenimiento. Tantos años lleva realizándose que a su alrededor se ha creado todo un folclore que hace aun más difícil su erradicación.
Aunque parezca mentira, aún en 8 países del mundo las corridas de toros son legales. Nos referimos a: España, Francia, Portugal, México, Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador. Aun así, dentro de estos países hay provincias o municipios donde sí fueron prohibidos, como Cataluña, Asturias, Andalucía y Canarias, en España; o los estados de Sonora y Guerrero, en México.
Sin embargo, hay pequeños pasos que es necesario resaltar, alentar y valorar. En este caso el país galardonado es Francia, donde el gobierno tomó la decisión de eliminar la corrida de toros de su patrimonio cultural. De esta manera, esta práctica ya no será oficialmente parte de la cultura de este país, volviéndose un puntapié inicial para repreguntarse por qué eso sería causa de orgullo.
En las corridas de toros, estos animales sufren muchísimo. Al contrario de lo que suele decirse, la condición natural del toro como herbívoro no es atacar, sino huir. Si lo hace es porque se encuentra enfurecido. ¿Cómo logran que el toro se comporte de esta manera? Un detrás de escena de torturas, encierro, golpes e intoxicaciones explica la reacción del toro al salir a la luz y oír los gritos de los espectadores que esperan por verlo sufrir para divertirse.
Ni siquiera es el color rojo, como se cree, el que los enfurece. Esto también es parte del folclore, ya que estos animales tienen una visión más limitada en cuanto a los colores.
El caso de Francia representa un pequeño pero importante paso hacia adelante. En julio del 2016 eliminó las corridas de su patrimonio cultural inmaterial que habían sido añadidas en el 2011. El Consejo de Estado determinó que eso no es ni arte ni cultura.
Si bien esto no significa que las corridas sean eliminadas del país, implica un cambio de visión y una esperanza para que sea el próximo país en prohibirlas y encontrar otras formas de festejo que no dañen a nadie.