Todos los amantes de los gatos, alguna vez, hemos mirado a nuestro felino dormir plácidamente y hemos exclamado “¡Qué lindo sería vivir como ellos!”.

Es que los gatos parecen tener las cosas de la vida muy claras, incluso más que nosotros mismos. Comen cuando tienen hambre, duermen cuando les entra sueño, piden amor cuando tienen ganas y juegan libremente cuando quieren estar solos.

Nosotros, los humanos, sólo sabemos hacernos problemas por todo. Tenemos hambre, pero no comemos suficiente para no engordar; tenemos sueño, pero tomamos café para poder seguir trabajando; no expresamos nuestros sentimientos por miedo a no ser correspondidos.

Mirando esta situación, el italiano Paolo Valentino escribió el libro “El método Catfulness. Un gato nos enseña qué es la felicidad”, en el que explica cómo podemos aprender a vivir mejor como gatos.

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Estas son las enseñanzas más importantes que se extraen del libro:

1. Para y relájate

¿Alguna vez te has puesto a pensar por qué los gatos parecen no tener preocupaciones? ¡Pues porque no las tienen! Lo único que les preocupa es tener comida, agua y un lugar para dormir.

Cuando estés preocupándote demasiado por todo, detente un momento y pregúntate si de verdad te hacen falta tantas cosas que no puedes tomarte un respiro. El mundo sigue girando sin que estés tan preocupado.

Relájate, duerme la siesta, haz uso de tu ocio que es sagrado. Después de todo, tienes mucho más de lo que necesitas en esta vida.

2. Mantente curioso

La vida puede ser un juego. A tu alrededor, todo está por ser descubierto. Perseguir a ese pequeño insecto puede ser la más gigante de las aventuras.

Cuando pierdas la motivación ante todas las cosas, recuerda que hasta en las cosas más pequeñas hay algo por descubrir. Que puedes jugar con ellas y será divertido. Que a veces, las sorpresas más pequeñas son las más impresionantes.

3. Si quieres algo, dilo

¿Alguna vez olvidaste comprarle comida a tu gato? Seguramente no, pero no sólo por el amor que le tienes… ¡Es que te lo ha hecho saber al instante!

Cuando un gato quiere comida, o salir a jugar, o simplemente que lo acaricien, no se quedará callado esperando a que se lo den. Hará oír fuerte su voz, hasta obligarte a prestarle atención. ¡Y no se cansará nunca!

Esa es una gran enseñanza que debes recordar de tu mascota. Cuando necesites algo, no esperes que eso venga corriendo hasta ti sin que hagas nada. Debes pedirlo, sin miedo a hacer oír tu voz.

Si, después de insistir incansablemente, nadie te oye… ¡Pues sal a cazar!

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4. Sé paciente

A un maestro sufí le preguntaron una vez: “¿Quién te enseñó a meditar?”, a lo que el maestro respondió: “Un gato agazapado frente a la madriguera de un ratón”.

A veces, conseguir un objetivo lleva tiempo. Requiere concentración absoluta, y sobre todo, paciencia y persistencia. No abandonar al primer contratiempo, seguir adelante y confiar en que al final, las cosas sucederán.

Cuando estés por desistir, creyendo que ese maldito ratón nunca va a salir de ahí, recuerda a tu gato y espera un poco más.

5. Aprende a decir que no

Aquellos a quienes no les gustan los gatos, suelen esgrimir una crítica “no me gustan porque hacen lo que quieren”. Es cierto. Un gato es independiente, y sabe cuándo obedecer, y cuándo decir que no.

En nuestro mundo, la desobediencia parece un pecado. Pero en realidad, saber decir que no es liberador. Pensar en uno, escuchar nuestros propios deseos y seguirlos sin importar la opinión de los demás es el arma que nos permitirá mantenernos serenos.


6. Cambia de perspectiva

Si las cosas no se ven bien de aquí, tal vez deba mirarlas desde arriba del armario. O desde abajo de la cama.

A veces, parece que esa es la lógica del gato, y puede servirnos en la vida también. ¿Por qué seguir haciendo siempre lo mismo, si no obtenemos los resultados esperados? Tal vez podamos probar las mismas cosas desde otro lugar.

Cambiar de perspectiva y realizar acciones nuevas, incluso aunque parezcan no tener sentido, es lo que nos permitirá avanzar en la vida. Nos dará más confianza en nosotros mismos, de modo de no tener que aferrarnos a la costumbre.

7. Sé agradecido

Cuando tu gato está feliz, te lo hace saber. Con mimos o con un regalo a los pies de la cama.

Cuando tú estés feliz, agradece sin pensarlo. Sonríe a quienes te rodean, dedica una palabra amable a quien haya tenido un buen gesto, y, sobre todo, dale todos los días gracias a la vida por todo lo que tienes.

¡Ama a los gatos! ¡Vive como ellos!

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