En el mundo actual, las cosas pasan demasiado rápido. La inmediatez de la información y la comunicación han llevado a que todo suceda a una velocidad extraordinaria.
Además, cada vez se nos demanda que hagamos más cosas en menos tiempo. Todo tiene que ser automático, instantáneo, estar a un Whatsapp de distancia.
En este contexto, es normal que vivamos con los nervios alterados, y nos cueste mantener la paciencia. Sin embargo, lograr bajar el ritmo y tomarse tiempo para pensar, para relajarse, y, al final, para dejar que las cosas sucedan es una de las mejores cosa que se pueden hacer.
Kaia Roman, escritora del libro “El plan de la alegría” (una especie de manual sobre cómo dejar de preocuparse tanto), da algunos consejos para lograr mantener la paciencia en este mundo acelerado.
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1. Aprende a respirar
Cuando pensamos en las cosas que tenemos que hacer y a las que todavía no llegamos produce reacciones similares a las del estrés. Entre ellas, la amígdala cerebral se ve afectada (que es la zona del cerebro que se ocupa de las emociones).
Entonces, el cerebro bloquea la corteza prefrontal, impidiendo que tomemos decisiones claras.
Es por eso que cuando estás nervioso o impaciente, te cuesta pensar con claridad. La buena noticia es que la amígdala se calma con oxígeno. Por eso, si aprendes a realizar respiraciones profundas cuando te notas impaciente, en pocos minutos te sentirás mucho mejor.
2. Ponle nombre a la impaciencia
La impaciencia es como una persona molesta que habla en el cine mientras intentamos disfrutar la película. Está compuesta de pensamientos repetitivos, casi obsesivos, que no nos dejan en paz.
Identificarla te ayudará a frenar los pensamientos ansiosos ni bien aparezcan. ¡Hasta puedes ponerle un nombre a tu impaciencia! Así, cuando aparezca en tu cabeza, puedes llamarla por su nombre y decirle “estoy viviendo un momento importante de mi vida, ¿Podrías callarte por favor?”.
3. Pasa a la acción
En los momentos en los que te sientas perdido, sin saber a dónde ir, lo mejor que puedes hacer para no perderte en tu impaciencia, es hacer algo. Si te quedas quieto, tus pensamientos te comerán.
Haz lo que sea: toma un baño, sal a correr, o pon música y baila. Lo importante es que sea algo que te guste y te ayude a pensar menos y disfrutar más.
Si en algún momento sientes un brote de inspiración y tienes repentinas ganas de hacer algo loco… ¡No pierdas tiempo y hazlo! Seguir tu instinto te ayudará a sentirte menos impaciente.
4. Piensa en la vida como una aventura, no como una carrera
Si tienes como único objetivo llegar a la meta, encontrarás cada dificultad como un obstáculo que es necesario esquivar ahora mismo. Pero la verdad esque con eso sólo consigues perder la paciencia, y seguramente te cueste más todavía resolver la situación en cuestión.
Mejor intenta tomar todo lo que te suceda como una aventura, un desafío. Disfruta de las cosas malas e intenta aprender de ellas, sacar una lección o al menos divertirte. ¿No viste acaso “La vida es bella”?
Si incluso en un campo de concentración se puede jugar para no perder el control, tú puedes hacerlo con tu vida.
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