Hay cosas que solo las mujeres conocemos muy bien. Situaciones que vivimos a diario solo por el hecho de ser mujeres, que son injustas y que no deberían ser así. Algunas nos resulta más fácil advertir; pero otras las tenemos tan incorporadas que hasta podemos llegar a tomarlas como "naturales". En todas ellas, vivimos la desigualdad respecto a los hombres; algo tan antiguo como presente.
Por eso, en este mes de la mujer, comprométete contigo misma a que no dejarás que vuelvan a pasarte ninguna de estas cosas incómodas; y si te pasan, estarás atenta porque sabrás que nada tienen de "normales".
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¡Compártelas con otras mujeres como tú! ¡Despierta tu poder femenino!
1. Que te griten algo grosero por la calle.
Seguramente alguna vez te pasó que un hombre te gritara algo por la calle. Debes saber que esto es una forma de violencia y entra dentro del acoso callejero. El "piropo" puede ser verbal, acompañarse de miradas o gestos; y produce temor, rechazo, asco, vergüenza, bronca e impotencia. La mayoría de los hombres lo usan culturalmente (aunque no se lo replanteen así) como una manera de ejercer el poder que tienen sobre las mujeres, que quedan en un lugar de objeto para su satisfacción.
2. Que te digan que eres una "histérica" porque estás en tus días del ciclo.
Que un hombre o incluso otras mujeres (¡o tú misma!) te llamen histérica porque estás en tu ciclo es una forma de desvalorizar tu ser mujer, tu potencia y poder creador. Durante un ciclo femenino claro que hay cambios hormonales que pueden incidir en tus emociones, pero esto es un proceso natural que no puede justificar nada. Los hombres también sufren cambios en su humor, así como cualquier otra persona.
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3. Que alguien quiera sobrepasarse contigo.
Según la OMS, una de cada tres (35%) mujeres del mundo sufrió violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. En la mayoría de los casos, esa violencia es ejercida por su pareja.
Para que alguien quiera sobrepasarse contigo no necesariamente tiene que querer tocarte físicamente; puede tratase de un chantajeo en el trabajo, por ejemplo, o en cualquier otro ámbito; o puede tratarse de alguien que te acose constantemente aunque tú ya le hayas dicho que no quieres nada con él. Nadie, ni siquiera tu pareja, tiene el derecho de hacer nada en contra de tu voluntad ni de manipularte para que accedas a ello. Tú eres la que decide sobre ti y tu cuerpo.
4. Que te digan que eres una zorra por lo que has elegido vestir.
Todos deberíamos poder elegir cómo vestirnos sin que nos importe lo que piensen los demás, ¿no lo crees? Pero cuando una mujer elige vestirse con una pollera corta o un escote en su pecho, por ejemplo, puede ser señalada como una "zorra"; e incluso, si llega a sufrir un caso de acoso pueden decirle que de cierta forma ella lo provocó.
Esto está totalmente equivocado. Todas las mujeres tienen derecho a vestirse como les de la gana, y eso no justifica nada ni significa que esté seduciendo a nadie. Pensar lo contrario sería culpabilizarlas.
5. Que te critiquen u opinen sobre tu cuerpo.
El cuerpo de la mujer ocupa (históricamente) un lugar de objeto de deseo por el hombre. Por eso también aún se conserva (aunque de formas, en general, menos visibles que en la antigüedad) la idea de que de cierta forma "es su posesión". Incluso la forma en que una mujer se define así misma o se ve frente al espejo, está atravesada por esto. Por eso, muchas mujeres quieren estar "bellas" para que los hombres se sientan atraídos. ¿Cómo? Atendiendo a un ideal de belleza asociado con la delgadez, la piel bronceada, un rostro siempre joven, sin arrugas ni imperfecciones, sin celulitis... Esto no es un cuerpo real. Y las mujeres (y los hombres, también) debemos despegarnos de esas ideas, y aceptarnos tal y como somos.
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6. Que te pregunten cuándo te casarás.
Pensar que si estás sola porque eliges o porque aún no encontraste un compañero/a con quien estar, te quedarás soltera toda la vida, es algo muy común; como también lo es que si estás en pareja muchos te presionen para casarte, aunque tú no quieras. Siempre debes hacer caso a lo que tú eliges, y no a lo que los demás te dicen que hagas; ni siquiera si ese alguien es tu misma pareja.
7. Que asuman que harás las tareas domésticas o que cocinarás bien.
A la mujer, aún hoy se le asigna el rol de crianza y cuidado del hogar, a pesar de que trabaje fuera de la casa. Según la ONU, las mujeres dedican entre 1 y 3 horas más que los hombres a las labores domésticas; y entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación de cuidados.
Asumir que una mujer limpia mejor el hogar, que es su tarea cuidar a los niños, o que solo por ser mujer cocina o debe cocinar bien, es seguir reafirmando la desigualdad de género, aún sin que seas consciente de eso.
8. Que no escuchen tu opinión en el trabajo, o quieran pagarte menos.
El trabajo sigue siendo uno de los ámbitos donde la desigualdad de género sigue muy arraigada. Por ejemplo, existan trabajos asociados directamente con las mujeres (como los empleos de limpieza, de secretaría o de crianza de niños), y hay muchas situaciones que siguen repitiéndose como que quieran pagarte menos o que no escuchen tu opinión con tanta atención.
9. Que te traten con poca delicadeza cuando vas al ginecólogo.
Las mujeres, a veces, cuando van al médico ginecólogo suelen sufrir algunos tipos de violencia, ya sea con respecto a las cosas que le dicen, con el poco cuidado con el que la tratan, o con la poca información que le brindan. Algunas mujeres han tenido que escuchar, por ejemplo, frases como: "Cuando abrís las piernas para otras cosas, no te quejas tanto, ¿no?". Esto es violencia y no debería permitirse.
10. Que esperen que seas una "buena madre" .
Si eres mujer, es común que empiecen a preguntarte cuándo tendrás hijos o que simplemente esperen de ti que seas madre, y que te dediques a eso (además de a ser una excelente profesional, esposa, etc, etc). Ésta es una elección de cada mujer, y tener la capacidad biológica de producir vida no necesariamente implica que quieras asumir ese rol. Y eso, no te hace para nada "menos mujer" que otras.