Cuando hablamos de cuidado del ambiente, lo primero que suele aparecer en nuestra mente son temas como el cambio climático, el cuidado de las especies, o la deforestación de bosques. Pero si pudiéramos acercanos a estos problemas con una lupa descubriríamos que detrás hay algo mucho más simple: los hábitos.
Hay muchas cosas que hacemos porque "estamos acostumbrados a hacer" o porque creemos que es la manera más fácil y automática de resolver algo. Y así, reproducimos, alimentamos o dañamos el ambiente todos los días, desde nuestra casa.
¡Claro que no es mala voluntad! Muchas veces es por falta de información o simplemente por hábitos que son difíciles de cambiar, ¡pero no imposible! Por eso en esta nota podrás conocer qué cosas puedes estar haciendo desde la propia cocina de tu casa que dañan al planeta, y cómo puedes hacer para cambiarlo.
1. Arrojar comida a la basura
¿Te sobró comida que ya no vas a comer y no quieres guardarla para mañana? Tirarla a la basura no debería ser tu primera opción. ¿Por qué? Porque que todos hagamos lo mismo hace que hoy, en el mundo, cada año se desperdicien alrededor de 1300 millones de toneladas de alimentos; siendo que cerca de 925 millones sufren hambre. Además, al tirarla a la basura también desechas algo que no ves: los recursos invertidos para hacerla.
Para cambiar esto puedes: si la comida está en buen estado, obsequiarla a alguien que pueda necesitarla (una persona en situación de calle, por ejemplo); o si son solo restos, usarlos para crear tu propio compost en casa que no es nada difícil y te servirá como abono para las plantas, además de que estarás ayudando a reducir la cantidad de desechos que se tiran a la basura.
Además, el compost te ayudará a separar los residuos en tu casa: los desechos orgánicos, del vidrio, el papel y el plástico.
2. Tirar el aceite usado por el fregadero
A veces pensamos que cuando las cosas desaparecen de nuestra vista, realmente desaparecen; o eso queremos creer. Pasa con muchas cosas a la hora de cocinar, y una de ellas es el aceite. Ya sea el que sobra de una fritura, o el que se escurre de una lata al abrirla. En ambos casos puede obturar las tuberías y complicar la depuración y el tratamiento del agua.
Puedes colocarlos en una botella plástica (cuando ya se haya enfriado si estaba caliente) y llevarlo a un sitio donde con él pueda hacerse biocombustible, cosméticos, jabones, velas, pinturas o barnices u otras cosas.
También puedes leer 5 formas de reciclar aceite de cocina.
3. Usar electrodomésticos poco eficientes
Quizás no hayas reparado en esto, pero los electrodomésticos que utilizas pueden estar derrochando energía. Para cambiarlo puedes escoger siempre los que están identificados como A+++, que permiten ahorran más agua y energía; o bien usar de forma medida y consciente los que ya tengas en tu casa. Por ejemplo, regula la temperatura de tu refrigerador en inverno, ya que no necesitarás que esté tan frío; o bien desconecta los electrodomésticos que no uses. Muchos aparatos siguen consumiendo energía aún cuando están apagados.
4. Comparar por internet en lugar de ir al mercado
Sí, comprar por internet resulta mucho más cómodo para ti, sin dudas. Pero, quizás no estás reparando en todo lo que implica: el costo de transporte (en términos de emisiones de gases contaminantes) y el packaging, generalmente de plástico, uno de los mayores contaminantes.
Para cambiarlo, vuelve a ir al mercado y lleva tu propia bolsa. Ahorrarás plástico, caminarás y seguramente los alimentos que consigas en tu zona serán mucho más frescos, tendrán menos conservantes y estarás apoyando al comercio justo.
5. Usar bolsas plásticas
Las bolsas de plástico parecen muy prácticas, pero una vez que se desechan pueden tardar cientos de años en descomponerse. El plástico, a diferencia de otros materiales orgánicos, queda en el ambiente, sin que los organismos encargados de los procesos de degradación natural lo reconozcan. Se termina descomponiendo por efecto de la luz del sol que lo va fragmentando en piezas pequeñas que pueden ser confundidas por alimento de algunas especies animales, y que incluso siguen desprendiendo sustancias tóxicas al ambiente.
Para cambiarlo, usa bolsas de tela, infórmate sobre otros materiales alternativos al plástico, y conoce otros consejos para reducir tus desechos plásticos.
6. Usar tuppers de plástico
Así como no deberíamos usar bolsas de plástico, tampoco deberíamos utilizarlo para conservar nuestra comida porque el plástico contiene aditivos que pueden filtrarse hacia los alimentos; peor aún si los usamos para calentar en el microondas y éstos no son aptos para eso.
De todas formas, además, al usar elementos plásticos también estás impulsando, de alguna forma, su producción. ¿Por qué no pruebas tapar tu comida entre dos platos? ¿O usar envases de vidrio o arcilla?
7. Usar café de cápsula
Es muy rico, sí, lo es. Pero, si lo tomas todos los días y para hacer 3 gramos de café usas 5 gramos de envase plástico, al final de la semana tienes un montón de desechos plásticos.
Puedes hacerte un café delicioso probando variadades diferentes, que no necesariamente generen tanta basura. O, si vas a tomarlos, procura reutilizarlos, por ejemplo, para hacer luces decorativas.
8. Usar productos de limpieza químicos
Los productos que compramos en los mercados, en general contienen sustancias químicas que, al mezclarse con el agua, terminan en nuestros ríos, y luego mares. Para evitar esta contaminación, hay opciones naturales que no contaminan ni irritan la piel, y que además son económicas: como el limón, el vinagre o el bicarbonato.
Puedes leer aquí cómo puedes usarlas o qué productos puedes hacer tú mismo. ¡Quítate el prejuicio de usarlas!
9. No usar bien cada utensilio de cocina
Muchas veces, algo muy simple puede hacer la diferencia. Por ejemplo: no uses grandes recipientes para poca comida porque desperdiciarás calor; elige una olla más pequeña; o, si tu pava tiene sarro acumulado tardará más tiempo (y usarás más energía) para calentar el agua, por eso es mejor que la limpies bien.
10. Desperdiciar agua
Para lavar, usa solo el agua que necesites; no la dejes corriendo. Enjabona primero los utensilios y luego úsala para enjuagar. Otro consejo que puedes implementar es colocar baldes en tu patio y/o jardín cuando llueva para recolectar agua y usarla para regar tus plantas (lo mismo puedes hacer para aprovechar el agua que queda de la cocción de las verduras, una vez que haya enfriado).
Esto, que parece tan pequeño tiene un revés muy grande: son alrededor de 663 millones de personas las que carecen de acceso a fuentes de agua adecuadas en todo el mundo.