De acuerdo a las estimaciones de la Sociedad Americana Contra El Cáncer en los Estados Unidos, durante este año serán diagnosticados alrededor del 12 mil casos nuevos de cáncer de útero o cervicouterino. Éste es aquel que afecta al útero o su cuello, y su causa principal es el VPH o virus del papiloma humano, un virus que muchos hombres y mujeres contraen a lo largo de su vida sexual, y que puede prevenirse y tratarse para que no llegue a causar cáncer.
Aunque 30 años atrás ésta era una causa de muerte muy común, los casos han disminuido casi a la mitad debido a la práctica del papanicolau, un examen ginecológico que permite diagnosticar lesiones o el desarrollo de cáncer cervicouterino.Este tipo de cáncer, de acuerdo a la OMS, es una de las amenazas más graves para la vida de las mujeres, pero si se detecta de forma temprana puede curarse.
[También puedes leer: 9 señales que podrían advertirte sobre el cáncer de ovario y de útero]
El estudio rápido, sencillo y relativamente indoloro. Sin embargo, en algunos países aún persisten más tabúes que en otros, y eso causa, en muchos casos, que los exámenes ginecológicos se eviten o pospongan por vergüenza o incluso por miedo al "qué dirán".
En Tailandia, eso estaba llevando a que muchas mujeres no detectaran a tiempo el cáncer. Así nació esta curiosa iniciativa.
Para alentar a que las mujeres hagan este estudio, el Hospital Nong Krot en Tailandia ha puesto una serie de máscaras a disposición de las mujeres.
Los médicos y las pacientes que llegan a realizarse el examen reciben al ingresar una máscara para cubrir su rostro. De esta manera, se sienten más cómodas y menos vergonzosas. Las máscaras de colores son ahora conocidas como las “máscaras del Papanicolau”.
[También puedes leer: ¿Cómo es un parto respetado?]
Si bien hay quien podría pensar que esta iniciativa es un tanto infantil, lo cierto es que según los médicos, cada vez más mujeres han ido al hospital a examinarse, llegando a un promedio de entre 40 y 50 pruebas diarias.
Ahora bien, que las mujeres sientan vergüenza de acudir al médico y de realizarse exámenes de salud tiene que ver con una larga historia de tabúes que han cubierto su cuerpo y, al mismo tiempo, con una situación que suele generarse en la medicina ginecológica que expone el cuerpo de las mujeres de forma "violenta". Por eso, muchas mujeres escogen, por ejemplo, la ginecología natural.
¿Qué es la violencia ginecológica?
La violencia ginecológica y obstétrica es definida por el Grupo de información en reproducción elegida (GIRE) como "una forma específica de violación a los derechos humanos y reproductivos de las mujeres, incluyendo los derechos a la igualdad, a la no discriminación, a la información, a la integridad, a la salud y a la autonomía reproductiva en los servicios de salud —públicos y privados—, y es producto de un entramado multifactorial en donde confluyen la violencia institucional y la violencia de género".
Esto incluye situaciones de violencia física: manipulación del cuerpo, prácticas invasivas, suministro de medicamentos no justificados y modificación de los procesos biológicos de la mujer sin que ella otorgue su consentimiento; así como también regaños, burlas, ironías, insultos, amenazas, humillaciones, manipulación de la información, o negación al tratamiento.
[También puedes leer: 6 preguntas que si eres mujer alguna vez te has hecho]
Si, en tal caso, la medicina tradicional adoptara métodos y tratamientos que abordaran al paciente de forma integral, posiblemente ellas sientan la necesidad de ir, no como una formalidad si no con la seguridad de que de esa manera cuidarán su cuerpo y su persona.
¿Tú qué crees?