Puedo apostar que has escuchado al menos una vez en tu vida el refrán “todo se regresa en esta vida”, pero... ¿de dónde se origina? Y, ¿qué tan cierto es?
Esta idea se origina de la cultura hindú y del budismo, ya que estamos hablando de lo que en estas sociedades se conoce como karma. Ahora si ya te suena más conocido ¿no?. Te cuento que este concepto es milenario y si bien ambas perspectivas comparten muchos aspectos, por esta ocasión te voy a contar que es lo que nos dice el enfoque Budista sobre dicho término, la importancia de entenderlo y de ser posible integrarlo en nuestro día a día.
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Karma viene del sánscrito ( कर्म ), dependiendo del contexto puede tener dos significados, desde el literal significa intención detrás de las acciones o palabra. Y su otro significado es el resultado de las intenciones que tiene una acción (pasada o presente). Por ende, lo que busca enseñarnos esta palabra es que debemos detenernos a pensar al menos un momento antes de actuar.
Ahora, probablemente estés pensando: “no puedo pensar en todo lo que voy a hacer porque no terminaría nunca”. Pues bien, desde estas culturas uno puede y debe pensar antes de hablar o actuar ya que nuestras acciones (Verbales, conductuales o hasta mentales) tienen un impacto que muchas veces puede llegar a ser mayor del que imaginamos.
Ciertamente el objetivo aquí no es infundir miedo ni tampoco que te obsesiones con todo lo que haces, pero sí que tomes consciencia de ello. Ya que al darte ese momento para reflexionar puede que logres identificar que tu intensión no necesariamente es desinteresada, o que puede afectar negativamente a otros. Y allí es dónde entra el libre albedrío, en ese momento es en dónde puedes decidir que actúas a pesar de o si redireccionas tus acciones/palabras/pensamientos a un bien más común.
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Y no es que haya algo malo detrás de un bienestar propio como el de cuidarse por ejemplo, pero si se vuelve karmático cuando lo haces a costa del sufrimiento intencional del otro. Dejame recalcarte la palabra intencional, ya que como hemos venido hablando en otros artículos, de la única persona de la que te puedes responsabilizar en su totalidad es de ti mismo/a.
Entonces, ¿Cómo evitar el karma? Técnicamente deberíamos ser alguien sumamente elevado espiritualmente para lograr evitarlo con éxito, pero lo que sí podemos hacer es procurar reducirlo. Cuestionándonos lo siguiente:
- ¿Mis intenciones son sabias? Desde esta perspectiva sabiduría se refiere a actuar en pro de una felicidad a largo plazo.
- ¿Estoy siendo compasivo/a? No busco hacerle daño a nadie con mis acciones.
- ¿Son puras mis intenciones? Considerar los verdaderos resultados de mis acciones y aprender de mis errores para no actuar ingenuamente con una intención que es aparentemente compasiva y sabia y en realidad no lo es.