Existen algunos problemas relacionados con la salud que pueden afectarte y convertirse en algo verdaderamente desagradable. Uno de estos problemas lo constituye el dolor en los senos, algo que en la actualidad se ha vuelto bastante frecuente.
La mastitis es una condición muy común en mujeres que están amamantando y constituye una inflamación de la glándula mamaria. Entre las causas principales de la mastitis está la obstrucción de los conductos de la leche, la contaminación bacteriana de alguna grieta en el pezón y la congestión de las glándulas mamarias.
Además, también existen otras causas, como usar ropa muy apretada, saltarse las horas de lactancia o una mala posición al momento de amamantar, lo que puede generar que la leche quede atascada en el conducto y se produzca una infección.
Principales síntomas de la mastitis
Afortunadamente, esta infección afecta un seno a la vez. Los síntomas de esta infección pueden aparecer repentinamente e incluyen:
- Dolor intenso en la mama
- Inflamación y aumento de temperatura en la mama
- Enrojecimiento en la zona de la hinchazón
- Fiebre
- Síntomas parecidos a los del resfriado y la gripe
- Dolor generalizado en todo el cuerpo
- Náuseas
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Causas
1. Una infección provocada por bacterias u otros microorganismos que pueden entrar al cuerpo a través de grietas en los pezones o cualquier abertura en la piel. Una vez que las bacterias se abren paso en las mamas pueden causar una infección .
2. No retirar la leche materna de las mamas regularmente y de manera eficiente. Al no poder salir, la leche acumulada puede producir la mastitis. La leche materna se puede quedar acumulada en las mamas por diversos motivos, como, por ejemplo, que el bebé no se succione adecuadamente, no amamante con suficiente frecuencia o suficiente tiempo en cada toma o que se haya destetado al niño demasiado rápido, entre otras razones.
3. La congestión de las mamas y los conductos lácteos obstruidos son otras dos preocupaciones comunes de la lactancia que pueden provocar mastitis.
4. Puede ser causada por un sujetador inadecuado (apretado, con aros, o que no se ajusta adecuadamente), por la realización de ejercicio extenuante de alto impacto, por estrés, por fatiga y por una alimentación deficiente.
Si tienes una mastitis, lo más seguro es que sientas un malestar general parecido a la gripe antes de notar la hinchazón y el enrojecimiento en tu pecho. Lo más recomendable en este caso es consultar a tu doctor tan pronto como notes alguno de estos síntomas, ya que deberá indicarte antibióticos como parte de tu tratamiento. Además, es fundamental que la madre descanse suficiente y que sea activa a la hora de eliminar la leche acumulada en sus senos.
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Tener mastitis no implica que no se pueda amamantar al bebé. Además, la succión ayuda a mejorar el problema, puesto que facilita la eliminación de la leche acumulada. Es interesante adoptar posturas de lactancia que faciliten la salida de la leche (por ejemplo, aquellas en las que la mama apunta hacia abajo) y masajear el pecho mientras se amamanta.
En cualquier caso, si por algún motivo no fuera posible, hay que sacarse la leche con un extractor y masajear los senos cada pocas horas para facilitar su salida y evitar una posible acumulación.
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